Los trece relatos que integran Anestesia, el primer libro de Sebastián Bassano (Rosario, 1968) se parecen a composiciones plásticas que conjugan elementos disímiles. Publicado por Baltasara Editora, Anestesia será presentado el próximo martes a las 19 en Mal de Archivo (Moreno 477) por su autor, su editora Liliana Ruiz, el actor Emanuel Gardini y Carolina Musa, quien escribió en la contratapa: "Los personajes de Sebastián Bassano se mueven en atmósferas raras... donde irrumpen toda clase de elementos fantásticos". Ingeniero civil, magister en ingeniería vial, Bassano pasó por talleres literarios, concursos y antologías sin desprenderse del todo de un estilo formal de lenguaje tan familiar a las ciencias duras como a lecturas del realismo fantástico decimonónico europeo o rioplatense del siglo XX.

Lo que construye con esos materiales es, sin embargo, nuevo, y siempre distinto en cada cuento. A veces una perfecta estampa de la vida suburbana es forzada hacia un giro que la vuelve extraña sin alcanzar lo francamente siniestro ("Chimenea blanca") y en otros el terror irrumpe con eficacia ("Anciano al pie de una escalera"). Un motivo recurrente se repite con variaciones hasta forjar una cómica biografía ("Calesita") o un incidente cotidiano alcanza con holgura para crear el primer y mejor cuento del libro, "Benji", donde el tema del hijo es abordado mediante la figura de la mascota inusual. En lo autoficcional y tal vez autobiográfico es donde da sus mejores frutos.

Un cuento, aconsejaba Cortázar, "es una forma cerrada, un mundo propio, una esfericidad". Pero Bassano tiene una formación científica, que no sólo se luce cuando las conciencias cónicamente desquiciadas de sus narradores monologan en el discurso racional de la física, sino que además le permite predecir que un sistema aislado se extingue. Eso pasó con el cuento modernista y por eso Bassano compensa la tendencia a la entropía alimentando el fuego del devenir narrativo con sus lecturas (no solamente literarias), sus experiencias y conversaciones.

Así, una voz borgeana (su típico y muy imitado inglés victoriano a lo Stevenson) nos hace saber que "el temor ancestral a los espíritus obliga a los deudos a vestirse de negro para no ser reconocidos por el alma en pena". Bassano sorprende con este dato en "El luto del señor Brown". El engaño, el azar, el sueño, experiencias como la pérdida de la conciencia o la fragmentación del cuerpo, las zonas liminares entre la representación y lo real son visitadas por este novel autor que escribe para explicarse el mundo, bordeando el ensayo en piezas como "Mesurado elogio del pesimismo y el amor", donde una charla sobre la culpa y el sacrificio desemboca al fin en un genuino discurso amoroso.