Aunque el debut del grupo en Rosario se enmarca, precisamente, en su primer visita a la Argentina, la historia de Burning se remonta hasta mediados de los 70, cuando el cuarteto comenzó a desarrollar un rock primario que no encajaba con los lineamientos del régimen franquista. Sin embargo, la banda se mantuvo como parte de la revolución artística de Madrid, en la que continuaron desarrollándose para consolidarse como una de las agrupaciones más longevas del rock español. De allí que este arribo a Sudamérica para Johnny Cifuentes (voz y teclados), Eduardo Pinilla (guitarra acústica), Carlos Guardado (contrabajo) y Kacho Casal (batería) signifique algo así como un revitalizante retorno a las fuentes.

Así lo admitió el guitarrista a este medio, adelantando además la llegada del grupo al Galpón 11 de Sargento Cabral y el río, donde a partir de las 22 compartirán escenario con La Mancha de Rolando, banda que mucho ha tenido que ver con la aparición de los españoles por suelo sudamericano. "El rock and roll es una forma de vida que no es común. Nosotros no sentimos el paso del tiempo, nos sentimos con la misma ilusión. Es cierto que el cuerpo va pagando cierto precio, porque es inevitable y a veces en este mundo se cometen excesos, por lo que hay que ir conteniéndose y tener cierta mesura. Pero en el otro sentido estamos totalmente jóvenes y con esa ilusión de lo nuevo, esa curiosidad de enfrentarnos a un público que no ha oído las canciones, que no las va a cantar desde el primer momento, y tenemos que salir ahí igual que siempre, dando todo lo que tenemos y mostrándonos como somos. Porque si no hay una conexión entre el público y nosotros no vamos a conseguir nada. Esa curiosidad es la que te mantiene con las ganas muy puestas", expresó Pinilla.

Asimismo, la energía que los acompañó en tiempos de Franco se mantuvo como un corazón latente que les permitió perdurar en el tiempo: "El grupo nació en el 74, y en España era un momento delicado porque todavía vivía el dictador, y allí no se podía hacer ni música ni nada que fuese un poco en contra de las ideas de ese sistema. Y justo esa rebeldía que teníamos la gente joven hacía que te confirmaras más en tu ideal y en tu forma de hacer música, cuando Franco se murió se convirtió en una explosión de cultura, no sólo en la música sino también en la pintura, en el cine con gente como Almodóvar".