Llegado desde Uruguay en 1997, Pedro Paiva se instaló en Córdoba y continuó desarrollando allí su labor artística a través de un monólogo humorístico. En paralelo, Alejandro Orlando llevaba adelante su propia actuación en soledad, aunque vinculada con lo dramático. Cinco años más tarde, la amistad en común derivó en la gestación de un proyecto conjunto que bautizarían como Los Modernos, y apenas un año después de sus primeras funciones a la gorra, la dupla dio el gran salto al convocar a 30 mil personas en su primer temporada en teatro.

Amparados por el suceso, Los Modernos decidieron probar su propuesta humorística en Barcelona, donde habrían de realizar una gira de tres meses que, finalmente, se extendió por toda España prolongándose durante tres años, lapso suficiente para que lograran el premio a Mejor Espectáculo Teatral en 2004 y el primer premio en el 10º Festival de Humor de Madrid. Ya de regreso en la Argentina la dupla siguió cosechando premios (entre ellos el ACE 2006-2007) y elogios de la crítica, que destaca a una propuesta que hace de la palabra el eje de su arte, hecho que si bien marcó el origen mismo del proyecto, se fue profundizando con el correr del tiempo.

"Cuando arrancamos en el teatro se estaba haciendo demasiada improvisación, pero igual lo que hacíamos era revalidar la palabra. Pedro es el autor de los textos y tiene mucha poesía, reflexión, mucha información. Y nos parecía muy interesante que dos actores se pararan en un escenario vacío a comunicar un texto, y ver qué pasaba. Ahora ya pasaron cinco años y tenemos una estética muy manejada por parte nuestra, que también somos los directores, y eso nos da una libertad de acción muy interesante, que el público agradece", explicó Orlando a este medio.

A una semana de la actuación en Rosario de la compañía española Ron Lalá, la llegada de Los Modernos (hoy a las 21 en el teatro La Comedia) invitaría a pensar en la aparición de grupos que, como aquél, vuelven a trabajar el humor desde la utilización de la palabra. Sin embargo, Orlando no cree que ello sea indicio de un fenómeno en crecimiento: "Veo que en general el humor, salvo contadas excepciones que son de gente que viene de mucho tiempo, lo demás es de otro nivel. Por suerte hay para todos los gustos, pero no creo que el humor esté dejando de ser chabacano. Es lo que vende más entradas, que entra más rápido. Salvo alguna cosa en el off (como Daulte, Spregelburg o Veronese que toman otra visión desde los textos) no veo que la cosa esté cambiando".