Sáb 20.12.2008
rosario

CONTRATAPA

UN PLACER NUEVO NACERÁ

› Por Miriam Cairo

"Infinitamente más móvil, flexible e inatacable, ahora tengo satisfacciones sobrehumanas."

Si no tuviera esta piel rescatada del borde de un abismo, podría ser reconocida como parte de la especie. Andaría por la ciudad, contenida por los poderes y las cadenas, articulando un modo de estaquear palabras.

A la hora del té, murmuraría al oído de mis mejores amigas, sobre los últimos suicidios, y las vacaciones estivales. Una a una repetiríamos cada cinco minutos nuestras propias historias, para convencernos de que es vida aquello que llamamos vida, que es amor aquello que nos petrifica. Desplegaría con destreza ancestral el recurso de la queja y no me importaría tanto ser amada como ser obedecida.

Qué lejos he quedado de aquella jungla y sus fieras doradas.

*

"Allí existen grandes peces que sienten una satisfacción enorme cuando más fuerte golpean. Con dientes de sentinas muerden esos mordedores dorados."

A tiempo he podido tomar con las dos manos uno y otro pie, para retirarme del mundo. Para retirarme de la literatura del mundo. No es fácil abandonar el paraíso. El edén quiere que sus viejas y pesadas coronas se repitan y se conserven. Sus domadores de las reverencias no escriben pavadas. No se meten en el corazón el dedo del sexo. Los peces dorados no tienen dedos. Los premios Clarín, tampoco.

Una no sabe a dónde ir cuando decide irse. No sabe qué decir para que alguien comprenda. Queda sola en la inmensidad del verbo. Cuando miro hacia atrás, algún rastro de pavor me muestra sus colmillos. Cenicienta de terror, el alma débil renuncia a ser un alma portentosa. Asume su más minúscula fragilidad y opta por no escudarse en un quejido de escritora.

*

"Ciertas noches, el sistema sideral lanza sus anzuelos para atrapar al mordedor con aliento de pozo negro. La noche quiere augurarle que un nuevo placer nacerá en lugar de esa fea costumbre que hiede."

El alma débil ha elegido vivir lejos de los ataúdes de roble y andar por los caminos del vendaval. Como reina que vaga por el mundo, el alma débil se desavía del camino regado de esperma rancio y amarillo. Sortea las sombras donde andan las arañas lloronas. Ella es la auténtica conductora del peligro.

Es bueno haber sido lo que no se podía sostener, para luego volver a ser algo más cercano a las briznas de menta, porque el corazón renace hecho un corazón y no una masacre de latidos.

Con una flor en el ojal de los sentidos, es posible recobrar el fruto huracanado del cuerpo y devolverlo a su riqueza. El cuerpo sabio deja de ser un turbio lagarto que estalla en sordas cavilaciones de sonámbula.

*

"El alma débil está encaramada al deshielo de los gestos y a la ternura de un juego desnudo. Una lenta humedad habita en su reposo."

El mundo regurgita sus vaticinios de guerras, las terapias de pareja, las vueltas al tarot, la obtusa fijeza de los héroes, el sujetado que disculpa la atadura.

El alma no puede más que mirar azoradamente el augusto dolor con que los féretros se ponen de pie cada mañana. Ella me exige que escriba el mundo en primera persona pero el mundo habla por sí solo. Yo creo que no es necesario sumar más detalles.

Si acaso cae una piedra, y los muertos salen de sus casas, de las ruinas de lo que fue su casa, con un aliento de cerdos y magnolias, nosotros, los débiles los recibiremos con un verso de Boris Vian en cada mano. Con un cuento de Cheever en el reflujo de la noche. Con un delirio de Perlongher más allá de la espalda y una flor Marosa en el pubis.

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