Viernes, 25 de noviembre de 2011 | Hoy
Por Irene Ocampo
El retrato de la joven afgana Bibi Aisha de 18 años realizada por la fotógrafa sudafricana Jodi Bieber fue la ganadora del premio World Press Photo de este año. El rostro de la joven enmarcado en su cabello oscuro apenas cubierto por una manta de tonos violáceos, impacta al mostrarnos el horror de la violencia. Cuando se fugó de la casa de su marido, la buscaron, la encontraron culpable de haber deshonrado al esposo, y por eso fue castigada: primero cortaron sus orejas y luego su nariz.
Y esto parece ser el punto cúlmine de algo que empezó mucho antes. A los 12 años fue dada a la familia de un luchador talibán junto a su hermana más chica para, según la costumbre de una tribu Pashun, dirimir algunos asuntos. Cuando entró en la pubertad se casó con él, pero luego regresó a su casa paterna quejándose del trato violento de sus familiares políticos. Unos hombres la fueron a buscar para castigarla por haberse fugado. La llevaron a un claro en la montaña y bajo las órdenes de un comandante talibán la desfiguraron. La cultura local afirma que cuando un hombre es avergonzado por su esposa pierde su nariz, por lo que el castigo debe compensar esto. Aisha fue abandonada, y luego la rescataron y la llevaron a un refugio en Kabul que lleva adelante el grupo de ayuda "Women for Afghan Women" (Mujeres por las Mujeres afganas). Ahí la atendieron y le dieron apoyo psicológico. Luego de un tiempo recuperándose viajó a Norteamérica para recibir tratamiento psicológico y una cirugía reconstructiva.
Este hecho parece estar muy lejos de nuestra realidad. Las mujeres somos autónomas desde hace décadas, según algunas leyes que debieron ser modificadas no hace muchos años. Sin embargo, esto no impide que haya quienes aún sienten que sus esposas, o hijas --o el parentesco o relación afectiva o laboral o educativa que tengan-- son de su propiedad y por lo tanto deben soportar su maltrato, y a veces hasta pagar con sus vidas. Hace 30 años, en 1981 durante el Primer Encuentro Feminista latinoamericano y caribeño que se llevó a cabo en Bogotá, Colombia, se decidió recordar cada 25 de noviembre a aquellas mujeres víctimas de violencia. De esta manera al recordar el homicidio de las hermanas Mirabal, víctimas de la dictadura de Trujillo en República Dominicana, se recordaría también a todas aquellas que hubieran sufrido algún tipo de violencia e incluso la muerte. Luego de varios años de acciones en foros internacionales este día, es hoy un día universal, que integra el calendario de fechas que organismos como por ejemplo, las Naciones Unidas, conmemora año tras año.
Los femicidios de Patria, Minerva y María Teresa, conocidas como las mariposas, forman parte de uno de los hechos más dolorosos de la historia reciente en nuestro continente. Lamentablemente, cada vez que sale a la luz un hecho cometido contra una mujer o niña en nuestro país, o aún más cerca, en nuestra provincia o ciudad, el horror nos golpea nuevamente.
Más aún cuando existen leyes, programas de prevención y hay organizaciones con varias décadas de vida dedicadas a señalar las condiciones que favorecen el trato violento hacia mujeres de todas las edades, clases sociales, nivel educativo, orientación sexual, e identidad de género, tanto en sus hogares, como en la escuela, el trabajo o la calle, con un fuerte contenido sexista.
Convenciones internacionales, entre ellas la de Belem do Pará, han dado letra para que en nuestro país, y en nuestra provincia tengamos leyes dedicadas a prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres, y atender a sus víctimas.
Es un signo de nuestros tiempos que lo que hace décadas se hacía urgente señalar, la violencia política y la violencia doméstica, hoy dan paso a los reclamos por el respeto en los ámbitos públicos, la calle y el transporte público por citar sólo dos espacios, mostrando cómo las mujeres han avanzado tanto en su participación plena en la sociedad, como en el ejercicio de sus derechos.
Este viernes 25 y el sábado 26 Rosario verá recordar una vez más esta fecha a las mujeres en distintas partes de la ciudad. Habrá actividades de conmemoración, radios abiertas y marchas, durante la tarde del viernes en el centro, plazas y calles. Y el sábado también habrá un festival sobre el río. Mientras tanto, en la ciudad de Bogotá, durante el 12º Encuentro Feminista Latinoamericano y caribeño, se recordará el trigésimo aniversario de esta fecha clave para el movimiento de mujeres de la región y el mundo.
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