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Lunes, 19 de diciembre de 2011

CONTRATAPA

Catálogo de imprecisiones

 Por Gary Vila Ortiz

Cuando llegué al circo me trataron bien, fui atendido con suma amabilidad y hasta se me ofreció trabajo. Agradecí la oportunidad y me quedé esperando que alguien me dijera que debía hacer. No iba en busca de trabajo, pero no hice aclaración alguna. Hacía años que no veía un circo así. No había mucha gente mirando, acaso era el único. Entré porque me entusiasmaron el tigre, un elefante y una música que me recordaba algunos de los filmes de Fellini. Había dos carpas grandes y una más pequeña. Además se trataba de un lugar al cual no iban los circos. Debo haber llegado en ómnibus. Uno color amarillo en el cual no había demasiados pasajeros. Tal vez siete. El boleto era caro.

(¿Puede ser un poco más preciso? Detalles que para nosotros tienen importancia. ¿Qué es eso de un lugar al que no iban los circos?)

Yo no entiendo mucho cómo es la ciudad, pero ese lugar no parecía demasiado apropiado para un circo. En realidad no entiendo mucho de ciudades o de países. Cuando pienso sobre eso lo hago entre signos de interrogación.

(Se equivoca. Cada vez hay más y más lugares donde puede funcionar un circo. Si usted pudiera recorrer la ciudad y después otra y luego partes del territorio que a lo mejor no conoce, comprendería que cada vez hay más circos y impresiona que eso es algo que va en constante aumento.)

Puede ser, pero me parecería extraño un circo en la parte más alta de un rascacielos o bajo las pocas sombras que ofrecen los tréboles de cuatro hojas o el musgo.

(Cualquier lado es adecuado para un circo, pero todavía falta descubrir algunos y nos interesa el que usted dice haber estado. ¿Cómo era la persona que le ofreció el trabajo?)

Era una persona, si mal no recuerdo, bajita y tenía, creo, una túnica de color gris oscura manchada con otros tonos de grises. Tenía una voz suave y tardaba en pasar de un concepto a otro. Espaciaba las frases, pero no se sabe por qué. No era alguien feo o lindo pero tirando a desagradable.

(Usted se anda equivocando de entrada. Tal vez no se haya dado cuenta. Digamos que el circo poco a poco se ha ido transformando en otra cosa. Si usted percibe que tienen elefantes, tigres, trapecistas o payasos entre otras cosas, eso es una especie de disfraz que oculta la verdadera esencia de lo que es el circo.)

¿En dónde estuve, entonces?

(En un circo, claro, pero no los circos de antes. Lo que usted recuerda aún existiendo ya no existen. Ahora los circos no sólo son más sofisticados sino que abarcan múltiples aspectos de la realidad social.)

Aún cuando no se tenga una conciencia exacta o más o menos aproximada de lo que sucede es necesario para la supervivencia entender algo, lo que sea. Un lagarto no es una frutilla. Un cigarrillo no es un cascarudo. Eso que veo no es un sueño. El gorrión suele ser la palabra de un poema. Se sobrevive pensando que es verdad aquello que inventamos. (Qué es lo que cree inventar)

Un dinosaurio sonriente. Me parece tan gracioso, pero menos repulsivo, que un Hitler vegetariano.

(Nos parece que usted no tiene remedio. Este que vivimos es mundo para jóvenes y mejor sería decir para jóvenes ignorantes de muchas cosas. Los ancianos no pueden tener lugar en este mundo. ¿Para qué sirven si sabemos que no sirven para nada?)

Trato de darles una utilidad. Por ejemplo andar en triciclo, ya que eso será de gran utilidad para ese nuevo mundo que desean construir. Pero le confieso que no tengo la menor idea qué es lo que se quiere hacer, a dónde se quiere llegar. No me lo explican y eso creo que puedo entenderlo: no se entiende eso que no existe. Quiero decir no observo nada que tenga algo que ver con las utopías del Renacimiento pero tampoco tienen ese horror de las utopías que podríamos calificar de contemporáneas.

(No debe preocuparse y menos a su edad. Queremos decir que cuando alguien de su edad se da cuenta que va dejando de existir debe dejar que las cosas sigan, abandonar toda idea de poner freno a esas brillantes brigadas juveniles que por fin serán las dueñas del mundo.)

No me agrada ser algo parecido a un fantasma. No existir. Y andar caminando por calles repletas de sombras que simulan la humanidad, el estado de ser humanos. Nos humaniza al parecer un dolor de muelas, un pinchazo en las yemas de los dedos, el cansancio al caminar. Quiero decir, me cuesta ser preciso, pero lo que deseo expresar es que para sentirnos más humanos es cuando avanzamos en el tiempo (sin avance alguno) y vamos enfilando la recta final a la cual está dispuesto que se llegue.

(No nos preocupa en absoluto que usted se sienta mal, que lo vaya desgarrando el tiempo que pasa, pero es bueno que se haya dado cuenta que todo aquello en que creía ya no tiene quien lo acompañe. Las formas de nuestros sueños son otras muy distintas. Usted se ve que está hecho con trozos del pasado. Pero nada tiene de original, de novedoso.)

Si, es cierto, pero nunca me gustó todo eso que pone el acento en lo original o en lo novedoso. La originalidad no es una valoración de tal o cual obra. En todo caso se trata meramente de una curiosidad. Me gustaría ser un buen poeta, un viejo periodista de calidad. Pero lo novedoso o lo original me interesan, como ya les dije, como una curiosidad. Quizá haya excepciones.

(No nos interesa en realidad lo que usted piense o sienta. Nosotros imponemos lo que deseamos y lo que alguien piense de eso carece de importancia.)

Sea como ustedes quieren y finalmente logren sus propósitos. Por ahora cada tanto voy a ese circo de verdad que es el que me gusta y ustedes sigan buscándolo, pero no creo que lleguen a encontrarlo.

(Lo tendremos en cuenta, pero para nosotros eso no significa nada)

Es posible, pero justamente todo aquello que para ustedes no significa nada es lo único que tiene valor y finalmente prevalecerá. Lo que uno ama es lo que prevalece. El hecho que ustedes parecen ser muchos no modifica las cosas. Siempre fue así, siempre estuvieron los circos ordenados por alguien o por algunos y estuvieron los otros que son absolutamente libres. Que una determinada cantidad de gente prefiera la mayonesa envasada y no la casera no significa que la primera es mejor que la otra. Todo lo contrario.

(Lo que nos dice nos causa gracia. No nos interesa. No nos debe interesar por una elemental noción matemática. Cien botellas son más que cinco. De lo que puede deducirse que si es así, los que piensan de tal manera tienen la razón. Ni siquiera podemos comenzar una discusión. No vale la pena.)

Nunca acepté esa presenta realidad de las sumas y restas. Me gusta fumar. Si entro en un café y trato de hacerlo me sacan del local. Quería hacer un catálogo de las imprecisiones y no todo lo que he escrito.

A las 1205 palabras la computadora decide escribir con mayúsculas todas las minúsculas, lo cual me impide seguir escribiendo lo que deseaba. La imprecisión es mía. Entre lo humano y la computadora elijo lo humano. Deberé hacer arreglar la computadora.

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