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Sábado, 21 de octubre de 2006

CONTRATAPA

Cinco cuentos de Edgar Allan Poe

 Por Gary Vila Ortiz

Es Borges el que nos recuerda que Edgar Allan Poe "enriqueció la literatura con un nuevo género", el policial. Después nos recuerda que además es Poe "el que inventa el primer detective de la literatura, Charles Auguste Dupin, y después el artificio que se haría poco menos que un clásico: las hazañas del héroe las cuenta un amigo un tanto mediocre. Ese artificio prevalecerá hasta que la narración sea contada en primera persona. Los cinco cuentos a que hacemos mención son considerados, por Chesterton, entre otros, como insuperables. Los relatos son Los crímenes de la calle Morgue que data de diciembre de 1841; La carta robada (1845); El misterio de Marie Roget (febrero 1843); Tu eres el hombre (noviembre 1844) y El Escarabajo de oro (junio de 1843).

Leía a Edgar Allan Poe antes de llegar a la narración policial. En las bibliotecas paterna y las que había en las casas de los abuelos había obra de Poe, pero ni rastros de obras dedicadas al género policial. Al tiempo llegaron a los estantes libros de Chesterton, de Van Dine, de Agatha Christie, de Perry Mason, Conan Doyle, Rex Sout y detectives como el Padre Brown, Colmes, Donald Lam, Philo Vance, Hercules Poirot, Miss Marple, Nero Wolfe. En aquellas apreciaciones no se me pasó por la cabeza que estos señores le debían todo o casi todo a Poe.

Y a fuera de sincero, cuando en estas últimas semanas he estado releyendo los relatos de Poe, hay una grieta que me impide comprender que lo que estoy leyendo es algo policial ya se trate de aquella obra en la cual el asesino es un mono o aquella otra que se sabían de memoria esas líneas que Julio Cortázar traduce así: "Un buen vidrio en el hotel del obispo en la silla del diablo ﷓cuarenta y un grado trece minutos﷓ ﷓nornordestes﷓ tronco principal séptima rama lado este ﷓tirad del ojo izquierdo de la cabeza del muerto . una línea de abeja del árbol a través del tiro cincuenta pies afuera". Cortázar, dicho sea de paso, califica a El escarabajo de oro (y a tres de los cuentos mencionados como fundadores del género policial) como "analíticos". Baudelaire es quien difunde la obra de Poe en Francia. Su estudio del poeta norteamericano data de comienzos de la década del 80 en el siglo XIX. En 1856 y en 1857 aparecen dos tomos La influencia de Poe será notoria en muchos de los poetas del simbolismo. Por su parte Claudel, no demasiado benigno en sus juicios, considera, en una conversación que tiene con Gide, que Baudelaire y Poe son los críticos (sobre todo de poesía) que mayor influencia tienen en esos años.

J.B. Priestley en su libro sobre la literatura y el hombre de occidente, que no debería dejar de leerse aún cuando muchos de sus juicios de valor son extremadamente arbitrarios; lo que escribe sobre Poe es hasta panfletario, pero al menos reconoce que fue el creador de dos géneros literarios: el de la ciencia ficción y el de la novela policial. El párrafo que le dedica es una acre censura, comenzando por decir que su critica (la de Poe) es deshonesta y se trata de "un intento de racionalizar su necrofilia y perversidad sexual incontrolables..."

El análisis que hace Carlo Izzo es indispensable La literatura norteamericana recuerda algunas de sus obras y gran parte de su vida Izzo pone el acento en tres cosas (o esas tres cosas son las que llamaron nuestra atención): primero el suceso formidable del poema The Raven; segunda es destacar la notable influencia que sobre Poe tuvieron las mujeres. Con las diferencias que es innecesario puntualizar, al poeta torbellino de pasiones que se instala junto a las otras cumbres borrascosas que el poeta habitaba, el alcohol y las drogas. También provocó odios. Uno de ellos el del autor de la necrológica de Poe que comienza de esta manera: "Edgar Poe ha muerto...Esta noticia sorprenderá muchos, pero pocos sentirán dolor...".

Poe siempre tuvo una mujer cerca suyo, como Rilke, como Borges. Pero eso no significaba otra cosa que su necesidad de tener en su proximidad lo femenino. Era atractivo para las mujeres pero no solamente para ellas. Julio Cortázar lo retrataba con estas palabras: "Era bello, fascinador, hablaba admirablemente bien, miraba como si devorara con los ojos y escribía extraños poemas y cuentos que hacían correr por la espalda ese frío delicioso..."

Por nuestra parte seguimos leyendo a Poe con el mismo entusiasmo de antaño. Nos conmueve lectura, nos resulta fascinante esa vida la cual no hubo sino escasos momentos de serenidad. Para seguir escribiendo a Poe le eran necesarias las mujeres (en un sentido que aún se discute el por qué), el alcohol y otros estimulantes más letales. Pero como Charlie Parker, el hecho es que si bien amaba la vida tenía pleno conocimiento de su sentido de la autodestrucción al mismo tiempo que de su genio.

¿Fue este genio el creador del género policial? Es probable que sí, pero por mi parte eso me significa menos que el particular estremecimiento que produce la lectura de su obra. En otras palabras, nos cuesta creer que leemos una novela policial cuando leemos a Poe. Es bien conocida esa suposición borgiana que cada escritor crea a sus precursores (Kafka, por ejemplo, al Melvilla de Bartleby o el Wakefield de Hewthorne); en el caso de la novela policial no encontramos autor alguno que nos haga pensar espontáneamente en Poe. Pero si ya resulta espontáneo pensar en Poe cuando se habla del género policial en su conjunto sus diferencias: en Philo Vance o en Nero Wolfe puede rastrearse algo de Poe; no ocurre lo mismo en Sam Spade o Philip Marlowe.

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