Viernes, 5 de diciembre de 2008 | Hoy
En una línea totalmente acorde con la presión pública que en los últimos tiempos viene reclamando mayor seguridad y una política de "mayor mano dura" hacia los "menores delincuentes", la Corte Suprema de Justicia revocó por resolución unánime el fallo de la Sala III de la Cámara Nacional de Casación que ordenaba la libertad de 60 chicos menores de 16 años, acusados de diferentes delitos penales, alojados en el Instituto San Martín. Este, como otros institutos de encierro de adolescentes en conflicto con la ley penal suelen presentarse como centros de protección, resocialización o reeducación, pero en realidad son siniestros institutos carcelarios.
La resolución del máximo tribunal no deja de llenarnos de zozobra y de impotencia ya que significa, sin duda alguna, un terrible retroceso en los derechos humanos de la niñez. Con este fallo se convalida expresamente que en nuestro país se puede detener y privar de la libertad en Institutos de régimen cerrado a menores de 16 años de edad, no punibles, sin imputación penal, sin juicio, sin debido proceso, sin derecho a defensa, sin límite de tiempo, por disposición discrecional de los jueces de Menores, bajo la sórdida y burda justificación de que se lo hace para protegerlos por su pobreza, falta de educación o de familia.
Es terriblemente peligroso para las garantías constitucionales del conjunto de la población que haya una parte de la misma (en este caso niños/as y adolescentes) cuya libertad no tiene protección. El resto de la sociedad, es decir los "adultos", pueden padecer la privación de la libertad cuando media una imputación penal y cuando a través de las reglas del debido proceso, se dicta la resolución judicial correspondiente, garantizando siempre el derecho a la defensa.
La Corte Suprema de la Nación, con esta sentencia contradictoria, cierra la posibilidad de que menores no punibles recuperen la libertad de la que están privados en flagrante violación a los principios constitucionales y de derechos humanos.
Más allá de las normas y de los fallos, más allá del discurso y de las discusiones académicas, es hora de que nos hagamos cargo como sociedad de la situación de esos niños y adolescentes, seres de carne y hueso, que están padeciendo la privación de su libertad en encierros injustificados y aberrantes. No son de otro planeta, son "nuestros niños y niñas", son "nuestros adolescentes".
Alicia Gutiérrez
Diputada Provincial Santa Fe
Partido SI
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