Jueves, 4 de febrero de 2010 | Hoy
La vorágine informativa, la manifiesta ausencia de la solidaridad efectiva por parte de los grandes medios, la no registrada colaboración de los médicos cubanos, el desconocido aporte del Gobierno Bolivariano de Venezuela y la colaboración del pueblo y gobierno boliviano, han sido tapados por la decisión de los EE.UU de enviar miles de marines a "controlar" los desbordes sociales y "organizar" la ayuda comunitaria.
Más de 150.000 víctimas fatales, millones sin techo, graves problemas de infraestructura básica para garantizar el agua, la alimentación y el control sanitario de la población, en un país permanentemente sacudido por conflictos generados por un capitalismo salvaje que no tiene límites en las explotación de los seres humanos, hoy ha dejado de ser noticia de titulares.
Los comentarios sobre el drama de nuestro hermano pueblo, se limitan a los trámites poco explícitos, de las adopciones de los miles de huérfanos que aún deambulan en busca de un destino y se ha dado información fragmentada de cómo lograr tener un niño haitiano como si fueran objetos y no sujetos.
"Miren lo que tenemos, un niño de Haiti", parecería ser la consigna de algunos europeos ávidos de realizar adopciones express, sin que medien estudios serios y objetivos del estado de los miles de niños a los que hay que atender, alimentar y contener por parte de organismos internacionales con experiencias en catástrofes.
Decepciona el comportamiento de algunas sociedades, indigna el de muchos medios de comunicación y mientras miles de hermanos se debaten entre la vida y la muerte en una Haiti devastada por la naturaleza que no sabe de prioridades informativas ni negocios, seguimos sin resolver la exclusión de los pobres no solo en Haití y mirando para otro lado reiterando discursos sobre la redistribución de la riqueza.
Angel M. Contestí
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