Sábado, 30 de junio de 2012 | Hoy
Las venas abiertas
"Soy un escritor que quisiera contribuir al rescate de la memoria secuestrada de toda América, pero sobre todo de América Latina, tierra despreciada y entrañable" (Eduardo Galeano)
A cada medida de reforma social progresista que toman los gobiernos de izquierda, la derecha le responde con otra para frenar su materialización. Es la lucha permanente entre la vida y la muerte. Entre la construcción de una sociedad de nuevo tipo o el reestablecimiento de los hilos ocultos de la dictadura del capital. Fernando Lugo quería llevar a cabo una reforma agraria y enfrentarse a los poderosos latifundistas, consolidar el régimen democrático que dejó atrás definitivamente la hegemonía política del Partido Colorado asociada al régimen dictatorial encabezado por Alfredo Stroessner (19541989) y renegociar los acuerdos sobre la represa hidroeléctrica de Itaipú para conquistar la soberanía energética. El ex presidente tenía un proyecto de país que pretendía reconquistar su dignidad y diseñar el futuro compartido, acabando con los síntomas de "sometimiento, pobreza, miseria y ausencia de conciencia crítica", tal cual lo pronunciaba en uno de sus famosos discursos. Hoy, con el golpe de estado parlamentario, todo eso fue disuelto. El pasado viernes 22, en Paraguay, en menos de 48 horas diputados y senadores abrieron y cerraron, respectivamente, un juicio político en el que el acusado (Fernando Lugo) no tuvo tiempo ni para defenderse. De ahí que fuera calificado como "Golpe Parlamentario Express". La Organización de Estados Americanos (OEA), brazo político de Estados Unidos, acompañó el golpe con su silencio. Es el nuevo método adoptado por los grandes grupos económicos para efectuar golpes de estado encubiertos, funcionales a presidentes que amenazan sus arcas. Sólo el 10% de los suelos paraguayos pertenecen a sus ciudadanos. El filósofo italiano Antonio Negri afirma que "en América Latina, se ha visto, sobre todo en los 90, y ahora mismo, en la relación entre Estado y movimientos, la configuración de una dinámica constituyente. Pero todo ocurre en una situación en la que no se comprende cuál es la conclusión". Paraguay se enfrenta a una coyuntura histórica que violenta su institucionalidad democrática, en un país en el que han prevalecido, desde comienzos del siglo XIX hasta finales del XX, sistemas políticos autoritarios. No es Fernando Lugo el que hoy ha recibido un golpe sino, nuevamente, la historia paraguaya; su democracia, la que ha sido herida profundamente.
Maximiliano Reimondi
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