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Lunes, 27 de enero de 2014

CORREO

Correo

Incorregibles

Dijo una vez Borges, fatal y despectivamente, que los peronistas son "incorregibles" (creo que utilizó ese término para denigrar al movimiento popular que tanto parece incomodar a las clases "acomodadas"). Hoy, la "opo" en su conjunto confirma una vez más (y van...) que su postura es, irónicamente, tan necia y cerrada en iguales (incluso peores) términos que los empleados "educadamente" por el crítico del peronismo.

El hecho de que la Presidenta utilizara con frecuencia la cadena nacional para dar nuevos anuncios acerca de la obra y medidas de gobierno era visto como un arduo abuso, implicando un extremo desgaste del medio comunicacional público "que mantenemos entre todos" (cuando ciertos sectores sociales se ven molestos por determinados contextos que no les favorecen emplean el término: "todos", adueñándose forzosamente del total de la sociedad, igual que la propiedad privada. Así lo hizo el "campo", léase SRA, en el 2009 y hasta hoy).

Paradójicamente, cuando por razones de salud la Presidenta debió recuperar fuerzas y mantenerse en reposo el tiempo indicado por sus médicos (vale recordar que es humana), los mismos que se mostraban molestos por su abundante presencia quisieron instalar la idea de la anarquía, del desgobierno, de la acefalía, de la falta de conducción. Simulaban "preocupación" (en realidad era felicidad y esperanza en su dimisión) por la falta de liderazgo, como si de golpe se vieran extrañándola. Total todo relato es válido a la hora de desestabilizar.

Reapareció... Y, como ya es estilo, redoblando la apuesta... Con nuevos anuncios y planes (el Progresar). Y nuevamente el aparato de la "criticología" volvió a lubricar sus engranajes impregnando con malos adjetivos a cada anuncio, a devastar cada estrategia que tienda al bienestar común (que no signifique bienestar propio). Es que en el fondo se trata nada más que de una oposición de maquillaje, que precisa de quien legitime su existencia permitiéndole posicionarse en la contra (ya sea pidiendo que liberen el "cepo cambiario", o alegando improvisación y desgobierno cuando lo hacen).

Y una sola cosa continúa siendo evidente: la falta de identidad, de autonomía, de originalidad, de proyectos propios, de solidez, de alternativa viable... (la lista sería larga).

A ello, la pregunta del millón: no hay oposición, o es tan grande el movimiento nacional y popular que incluso alimenta (a contrariu sensu) a quien debe oponérsele auténticamente?

Martín Rodríguez Luna

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