Jueves, 2 de octubre de 2014 | Hoy
No es la edad
La edad de Kicillof es, para la derecha argentina, tema de debate, y el principal atributo negativo para ejercer con eficacia la función de ministro. Una curiosa teoría que demuestra la escasa imaginación del neoliberalismo criollo, y su poco apego e interés a revisar la historia reciente del país. Parece que ellos hubieran arribado a la vida política ayer, que no tuvieran pasado, ni nada de lo que hacerse cargo, ni siquiera de cómo dejaron el país que estalló en 2001. Desde el fondo de la historia, vienen sirviendo a intereses antipopulares, y los principales ministros --sus ministros--, los pusieron "esos" intereses y "esa" forma de ver y organizar la sociedad; íconos proverbiales de la entrega del país. Tenían todos menos de 40 años... y los apoyaron o nos opusimos, no por la edad, sino por las política que llevaban adelante. La edad es, hoy, una excusa pueril para oponerse a políticas públicas inclusivas, de defensa de la soberanía nacional.
Según Macri, "Kicillof es un pibe sin experiencia" (diarioargentino.com); para Héctor Méndez, presidente de la UIA, "toda la responsabilidad va a caer en un jovencito o en una señora". (Clarín 24/7/14); "no puede ser más catastrófica la gestión de este chico", dijo Eduardo Buzzi (Infocampo 28/8/14); y para José L. Espert, representante de los fondos buitres, el Ministro de Economía "es un chiquilín" (Diario Registrado). Como vemos, el coro de querubines de la derecha argentina enfila todo para el mismo lado. Axel Kicillof tiene 42 años, nació el 25 de septiembre de 1971 (no es ningún chiquilín), tiene una sólida formación académica, actuó exitosamente en la estatización de YPF, la creación del plan Procrear, Progresar, en la conjura del golpe de mercado de enero de este año, y lidera con singular éxito la resistencia al intento de saqueo de los fondos buitres, aplica políticas contracíclicas para defender el empleo, el mercado interno y pone coto a las corporaciones. Hasta ahora, se ha mostrado como un gran piloto de tormentas, que piensa en el pueblo y no en las corporaciones. ¡Casi nada! ¿no? Su éxito --o no--, depende en gran medida de la fortaleza política del movimiento nacional y popular, y no de su edad.
Para los liberales vernáculos, pareciera ser que la edad ideal para ser Ministro, es aquella que tiene quien les concede todo; mientras que la peor edad es la que tiene quien defiende el interés nacional y les pone límites. Cavallo y Kicillof llegaron a ser ministros a la misma edad, pero con intereses y planes totalmente distintos. La verdad es cómo se reparte la riqueza que genera el pueblo argentino. Eso es lo que parte aguas.
Pedro Peretti
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