Hortensia es una chica rara. Es más, se trata de una película rara. Al menos para los condimentos habituales, en donde la mayoría del cine comercial se inscribe. La dirigen a cuatro manos los realizadores Diego Lublinsky y Alvaro Urtizberea. Y el guión es de la rosarina Alicia Giménez Guspí. A quien la chica rara la tiene "contenta, muy contenta". Sea por el acontecimiento que todo estreno significa, pero también por lo que el film ha disparado, al ser seleccionado en la Muestra Argentina del reciente Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

"Es una sorpresa, para mí y para los directores. No esperábamos la repercusión que tuvo en el Festival de Mar del Plata, ni tampoco que se estrenara en muchos cines que en un principio nos habían dicho que no, pero que luego accedieron. La película llegó a Mendoza, Córdoba, provincia de Buenos Aires; estamos bastante sorprendidos por la repercusión, por la respuesta de la crítica y sobre todo por la reacción del público", le dice Giménez Guspí a Rosario/12.

Hortensia es la historia de una chica que ha perdido a su padre taxidermista, que es engañada por su novio y su amiga, y que tiene ganas de reorientar su vida. El móvil lo permite un viejo papelito escrito cuando era niña, con dos objetivos o dos mandatos: diseñar un buen par de zapatos, y tener un novio rubio como papá. Destaca la tarea de Camila Romagnolo como Hortensia, quien dice de manera sonámbula, persigue una ingenuidad algo tosca, y llama una y otra vez a su perrito: ¡Perroni!

--¿Cómo nace Hortensia?

--Nace hace diecisiete años, cuando escribí la primera versión del guión. Todavía era estudiante, y si bien había tenido algunos intentos con productoras, terminé por meterlo en un cajón. Había quedado olvidado. Tiempo después, trabajando en otro proyecto, para televisión, en Buenos Aires, una amiga me comenta que había unos directores que buscaban un guión, con ciertas características. Yo le dije que no tenía nada, pero ella me recordó este guión, y me insistió para que se los mandara, aun cuando no lo había vuelto a revisar. Enseguida me respondieron, les interesaba la historia y me pedían de ponernos a reescribir para presentarlo al concurso del Incaa. Así fue cómo comenzamos a trabajar.

--¿Y cómo fue ese trabajo?

--En algún sentido fue un poco más sencillo. Al comienzo, Alvaro Urtizberea era el productor, pero luego se sumó como director junto a Diego Lublinsky, y empezamos la reescritura los tres juntos. Si bien yo tenía la última palabra, ellos iban acotando cosas, también de acuerdo con los gustos del director. Lo bueno para mí fue que al haber pasado tanto tiempo, tenía una distancia con mi obra que me permitía poder visualizar otras cosas, para ceder en beneficio de la película. Por ahí no hubiese sido lo mismo de haber estado más aferrada al guión, algo que no me habría permitido ver errores o aceptar cambios.

--La puesta en escena de Hortensia es la de una burbuja suspendida en el tiempo, algo demodé, con actuaciones extrañas y diálogos forzados. ¿Fueron aspectos que estuvieron siempre presentes?

--Algo de eso había en las primeras versiones, pero se fue acentuando mucho más. Trabajamos bastante el tono de la película. Una vez que nos pusimos de acuerdo en eso, empezamos a reelaborar, y con particular atención en los diálogos, para que fueran minimalistas, con énfasis en las pausas, los silencios y otros aspectos que luego se traducían en la actuación, que también es bastante particular.

--Hay cierto aire grotesco.

--En las primeras versiones el tono era todavía más grotesco, pero tratamos de bajarlo un poco, con las distancias y los silencios, si bien en los sentimientos de los personajes y en las cosas que acontecen hay cierta exageración, que puede llegar a rozar el grotesco. Pero tratamos de apagar un poco ese tono, no sé si lo logramos del todo.

--Se distingue un verosímil logrado, que funciona. ¿Hubo alguna película o director que haya servido de referencia?

--En un comienzo no, pero para trabajar este tono tuvimos como referencia la película Nubes pasajeras, de Aki Kaurismäki. Nos pusimos de acuerdo a partir de esa película, fue un parámetro.

--¿Está íntegramente filmada en Buenos Aires? La casa de Hortensia es extraordinaria.

--Está toda filmada en Buenos Aires. La fachada de la casa es de Alvaro Urtizbera, una casa muy grande de San Telmo, y los interiores son de otra casa, en el barrio La Florida, frente al de Vicente López.

--¿Dónde consiguieron el instrumental de taxidermia?

--Costó bastante, los taxidermistas son bastante particulares, no es gente fácil de tratar. Los directores se recorrieron todos los taxidermistas de la ciudad, con historias que serían para escribir un guión aparte.

--¡Norman Bates era taxidermista!

--¡Tal cual!

--¿Cuál fue tu reacción al ver la película finalizada?

--Como trabajamos tanto en el tono, en las actuaciones, y en cierta manera tambien participé del casting, tuve bastante participación. Sentía que los directores me tenían que rendir cuenta de lo que iban haciendo, pero nunca les puse ninguna condición. Siempre pensé que el guión era un trampolín para que ellos pudieran crear, pero tenían como esta honestidad de decirme "¿esto se parece a lo que escribiste o pensaste?". Incluso me invitaron al rodaje. Cuando finalmente pude ver esas imágenes, que uno había imaginado, ahora materializadas, se dio una cosa muy sorprendente, fuerte, porque se produce una sensación de irrealidad, de extrañamiento, como si uno estuviera en un sueño, y no sabés cuál es la ficción y cuál la realidad.

Además de dar clases en la carrera Producción y Realización Audiovisual de Universidad Abierta Interamericana, Alicia Giménez Guspí dice no estar escribiendo "ningún proyecto en particular, pero estoy maquinando algo que está en fase conceptual. Yo pienso a partir de distintos conceptos, de una idea general, y después me pongo a escribir. Estoy en la fase embrionaria de una idea."

--¿Qué es escribir un guión?

--Es una tarea solitaria, llena de incertidumbres. El estreno de Hortensia es un incentivo para seguir escribiendo.