Martes, 14 de junio de 2016 | Hoy
Lobos y chacales
En la ciudad de Orlando (Florida), Estados Unidos de Norteamérica perpetró una matanza con claro sentido homofóbico.
Este hecho deleznable que destruye con absoluta frialdad vidas humanas no es una novedad en una sociedad desigual y violenta como lo es la de la principal potencia capitalista del mundo contemporáneo en la cual se considera un derecho constitucional la portación de armas.
Las autoridades estatales hablan de un "lobo solitario" en referencia al homicida de Orlando pero cabe recordar que no es como proclamó Thomas Hobbes que los hombres seamos lobos para los hombres.
Las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales son las que generan vínculos violentos, estructuras de dominación y servidumbre.
Estas cuestiones las explicaron con meridiana claridad pensadores como Wilhem Reich respecto de la emergencia del fascismo y nazismo, en la dinámica dialéctica de la sociedad expoliadora y alienante. También Erich Fromm cuando señala cómo se generan las condiciones subjetivas en estructuras objetivas de opresión. Y además Herbert Marcuse cuando explicita que la sociedades de consumo bajo su fachada democrática esconden su aspecto totalitario de compulsión hacia las guerras en nombre de la paz, apoyadas en arsenales nucleares que pueden aniquilar a la especie humana varias veces.
Los jerarcas norteamericanos que suscriben la doctrina de su "destino manifiesto" de hacer la guerra total, además de perpetrar de continuo invasiones, bombardeos y matanzas en cuatro continentes incitan a la población al individualismo cerril y el uso de armas.
El odio hacia todo aquello que no encuadre en los estereotipos patriarcales capitalistas debe ser combatido según estas paranoicas concepciones en ascenso explícito con figuras como la del magnate Donald Trump.
No hay lobos solitarios, los lobos no matan gratuitamente. Si existen chacales artillados con camuflados uniformes que hacen flamear banderas militaristas, expansionistas y tanáticas desperdigados por el planeta que pretenden sea un inmenso campo de batalla.
Debemos resistirlos en todos los terrenos alterando las bases que dan sustento a sus siniestras acciones.
Carlos A. Solero
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