Farsas y tragedias

Si algo caracteriza al poder omnímodo el la impudicia con que es ejercido. El desparpajo del que son portadores los jerarcas vernáculos no es más que una de las tantas evidencias de estas afirmaciones. En efecto, entre las "amnesias" y "olvidos" que aparecen en la historia de los últimos cincuenta años de la Argentina está la que refiere a la actitud criminal de los burócratas sindicales. Acaso pocos recuerdan las bandas armadas del "operativo Rocamora" en Villa Constitución. La obscena connivencia, entre los batallones de la UOM miguelista y la triple A, contra los trabajadores organizados, contra el pueblo defendiendo su dignidad mancillada. En esas jornadas entre otras cosas fue dinamitado el local del Sindicato de Marítimos de LA FORA, transcurridos treinta años los hacedores de este crimen permanecen impunes. Acaso una ola de desmemoria activa ha hecho que se olvide aquella imagen de María estela Martínez de Perón junto a Lorenzo, Mondelli y Casildo (el borrón), mientras desaparecían obreros y luchadores sociales, e la Sra del Gral se iba de vacaciones junto a la esposas de Videla, Massera y Agosti.

La batalla de san Vicente en el homenaje a perón es si se quiere una muestra más de la decadencia argentina, en la como afirmaba Marx, la historia perece repetirse como una farsa grotesca y sangrienta. Lo cierto es que hoy como nunca los trabajadores debemos enarbolar nuestros derechos autogestionando nuestras luchas, prescindiendo de burócratas que siempre traicionarán. Como señaló con acierto aquel abnegado batallador obrero Agustín Tosco, el único antídoto contra ellos es la organización genuina desde abajo coordinando unidad en la acción de los que luchan por una sociedad diferente.

Carlos A. Solero