Miércoles, 23 de mayo de 2007 | Hoy
Todo sigue igual. A poco tiempo de cumplirse el bicentenario sin lugar a equívocos se puede afirmar que el aniversario de la Revolución de Mayo es una fiesta porteña. Santa Fe era una provincia muy pobre que en principio había adherido a la revolución pero al comprobar que las intenciones de los revolucionarios iban por otros carriles como por ejemplo que la oligarquía porteña había desplazado a la oligarquía colonial española y el monopólico comercio español había pasado a los ingleses perjudicando al interior decidió apartarse -habíamos cambiado de amo pero el modelo seguía igual-. Las consecuencias de esta valiente actitud fueron casi suicidas pues los ejercitos porteños empezaron a invadir la provincia robando el ganado, saqueando y matando a su población. Entonces surguió Estanislao Lopez único gobernador que cambió un poco la historia presentando batalla que ganó a los ejércitos porteños y adhirió al movimiento de los pueblos libres comandado por Artigas. A casi 200 años de aquellos acontecimientos el modelo de país unitario, oligárquico y centralista sigue vigente a pesar que los últimos presidentes hayan nacido en el altiplano, la pampa húmeda o el polo sur.
Ricardo Carreño
Existe una conexión, generalmente poco abordada por la historiografía tradicional argentina, tanto en su versión oficial mitrista-liberal de cuño probritánico, como en su contraparte revisionista de cuño
hispano-católico, ambas tributarias en sostener a ambos imperios que dominaron nuestro país-continente. Esta conexión vincula a los jefes de nuestra revolución, Castelli, Moreno y Belgrano, con la Revolución emancipadora encabezada por el Inca Túpac Amaru de 1780-1784. Insurrección -mal que les pese a los pensadores europeístas, incluidos nuestros
maestros K. Marx y F. Engels- que se inserta exactamente entre las Revoluciones norteamericana y francesa, es decir entre 1774 y 1789. Los tres constituyen para decirlo en términos actuales, el núcleo duro, el comando de nuestra Revolución Emancipadora, ellos son los padres de nuestra Independencia y Libertad. Juan José Castelli -Jefe máximo de la Revolución el Plata-, comandaba una Logia masónica independista, extendida por todo el Virreynato, llegando hasta Quito, Guayaquil, Santiago de Chile, Asunción, Córdoba, el Alto Perú y la Banda Oriental, vinculada directamente a Miranda a través de Saturnino Rodríguez Peña. Mariano Moreno, el alma, motor, pasión e ideólogo de la Revolución -tal vez el
revolucionario más instruido de estas tierras-, a quien apodaban ' el sabiecito del Sur', poseía una fuerte impronta Roussoniana, al punto de ser su mayor difusor y discípulo en América. Manuel Belgrano era el
revolucionario de mayor peso político propio -Secretario del consulado del Virreynato- antes de la Revolución.
Alberto Jorge Lapolla
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