Ana Falú deja de lado los protocolos desde el momento en que saluda. Con una sonrisa franca y palabras sencillas, la directora regional para Brasil y el cono sur de UNIFEM (la agencia de Naciones Unidas destinada a impulsar los derechos de las mujeres), cuenta que nació y estudió en Tucumán, pero llegó a Córdoba convocada por un amor, el hombre con el que convive desde hace 23 años. Cuenta también que durante la última dictadura militar estuvo en el exilio, y volvió al país a "bailar la democracia" en el acto inaugural que se realizó con la asunción del entonces presidente Raúl Alfonsín. Ahora reside en Brasilia, donde está la sede de la oficina que dirige. Afirma que la multiplicidad de tareas que realiza no le impiden ejercer de a ratos y casi como un hobby su profesión de arquitecta. Aunque mantiene el lenguaje diplomático de la agencia internacional, tiene un tono enfático. "Desde UNIFEM estamos convencidas de que cuando trabajamos por los derechos de las mujeres trabajamos por los derechos de la ciudadanía de todas y de todos, de un mundo más equitativo, más redistributivo en responsabilidades, en tareas, y en ejercicio real de los derechos", afirma Falú en el marco de una visita que realizó a Rosario, con el objetivo de fortalecer los programas de género de la Municipalidad.

Falú prefiere bajar al llano el concepto de género. "En una entrevista muy importante que tuvimos con el intendente (Miguel Lifschitz), yo le decía que esto puede responder a preguntas muy sencillas, porque cuando hablamos del tema de género a veces resulta un concepto abstracto para la población –indicó-. En cambio, decimos que las políticas de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres implican cómo evitamos los embarazos adolescentes, qué invierte el municipio en campañas para concientizar a las y los jóvenes y evitar embarazos no deseados, qué invierte Rosario para campañas contra la violencia hacia las mujeres, qué invierte para propiciar programas de microemprendimientos y de microcréditos para las mujeres. Es decir, políticas muy concretas que eleven la calidad de vida del conjunto de la ciudadanía pero que en particular tomen a las mujeres como sujetas de la acción de las políticas".

El contacto de Rosario con UNIFEM es de larga data. "Tenemos una historia de trabajo desde las gestiones anteriores del gobierno, en el interés de fortalecer la experiencia del área de mujer del municipio, pero como bien hablábamos con la directora del área, Mariana Alonso, esto implica también fortalecer programas de ciudadanía, donde por supuesto el énfasis está colocado en las mujeres", apuntó la funcionaria.

Y como el enfoque de género en el presupuesto participativo es una de las áreas que UNIFEM quiere apuntalar, uno de los aspectos más significativos de esta experiencia es la enorme demanda de acciones para combatir la violencia contra las mujeres. "Para la agencia es muy importante no trabajar sólo con el municipio, sino también reforzar el consejo de las organizaciones sociales de mujeres, porque no habrá construcción de un presupuesto participativo en tanto las organizaciones de mujeres no tengan herramientas que le permitan priorizar sus demandas, que además sean de las mujeres y no sólo de las familias. En general, las mujeres por una cuestión cultural expresamos demandas relativas a las familias, y nuestros derechos como sujetas de la política se diluyen", indicó Falú, quien consideró un gran desafío encontrar la manera de dar herramientas a las ong que impulsan los derechos de las mujeres para que "entre ellas se empoderen para lograr esto y a la vez lograr ejercicios de transparencia, de control ciudadano, porque esta es la construcción de la democracia".

Al mismo tiempo, reconoció que en términos de violencia familiar, las políticas públicas siempre resultan insuficientes. "Creo que es así, a partir de la experiencia que hemos recogido en el mundo. Y no en el que todavía vive carencias, como las sociedades latinoamericanas, sino también en los países más desarrollados, como Suecia o España, donde la violencia sigue siendo un flagelo", admitió la funcionaria, quien agregó que "no alcanza, y nadie puede exigir que una gestión de gobierno por más eficiente que sea, resuelva la violencia, porque implica cambios en las cabezas de las personas, cambios culturales profundos". En esas modificaciones, mencionó la necesidad de "romper estereotipos, trabajar desde distintos ámbitos, entender que es un tema de salud pública, que tiene costos económicos para la sociedad, que se debe trabajar conjuntamente desde múltiples estrategias para que se visibilice. Que se sepa ya es un avance". Pero no es lo único que hace falta para avanzar en el combate contra la violencia de género. "Tenemos que conocer cada vez más los mecanismos críticos de la violencia, que generar redes de protección, hay que tener políticas públicas, hay que tener legislación, hay que capacitar a la policía, al personal de salud. Es un tema complejo sobre el cual hay que trabajar y hay que avanzar, porque tiene costos para la sociedad".