El jefe de diputados socialistas, Raúl Lamberto, fue la única voz que ayer asomó en el oficialismo para defender al ministro de Aguas y Servicios Públicos, Antonio Ciancio. Este quedó mal parado al tener que admitirle a la diputada María Eugenia Bielsa que metió a parientes suyos y de otros funcionarios a trabajar en la EPE. "A la gente hay que valorarla por su capacidad, y cuestionarla por su falta de idoneidad, no por su apellido", señaló ayer Lamberto. "Si no, entraremos en un grave camino que es el descalificar a alguien por portación de apellido. Somos austeros y prudentes", aseguró.