Jueves, 12 de agosto de 2010 | Hoy
PSICOLOGíA › LAS TRIBUS URBANAS COMPARTEN UNA MúSICA, UNA ROPA Y UNA IDEOLOGíA
El mismo término de tribus urbanas remite al agua y al aceite. ¿Es correcto decirles comunidades de goce? Lo que se revela es el desencuentro, la no relación, el desarreglo estructural entre los sexos y los síntomas que se derivan de ello.
Por Luis Tudanca*
Desde distintas perspectivas se les asignan a las tribus urbanas al menos tres características: que comparten una música, una ropa, una ideología. El nombre tribus urbanas no escapa a los significantes "nuevos" de la época, como otros tantos. Juntar la palabra tribu con la palabra urbana es como mezclar agua con aceite. Es el intento de mezclar lo que no se puede mezclar. Tribu proviene del latín y era el nombre que los senadores romanos daban al bajo pueblo, a la horda. No sólo está la definición, hay que preguntarse quién define. Primera advertencia: todos preocupados por las ideologías que sustentan las tribus urbanas, pero al llamarlas tribus urbanas ya se lo hace desde una ideología.
Con el término urbano no cambia mucho la cuestión. Viene del latín también, de urbanus, que significa: de la ciudad. Se dice eso pero hay la necesidad de aclarar inmediatamente que urbanus indica: educado o también cortesano, de buen modo.
¿Comunidades de goce?, ¿Ganamos algo definiendo las tribus urbanas como comunidades de goce? Sí y no. Los términos comunidad y goce son también como el agua y el aceite. Comunidad remite a lo común que es "lo que no es propio, que empieza allí dónde lo propio termina". Aquí hay un problema porque, como ya hemos visto, lo que se privilegia en la descripción de las tribus urbanas es lo común como lo parecido: misma ropa, mismos gustos musicales, etc. Ponerse en común es mezclarse, juntarse. Pero también el término comunidad remite al munus que indica lo social, un social muy especial ya que se trata de un social de don. Ese don es un don que se da, no es un don que se recibe. Te debo algo pero no me debes algo.
Ahora bien, si se intenta nombrar a estos agrupamientos nuevos con el término comunidad ocurre lo que siempre: la nominación de un acontecimiento pierde un poco al acontecimiento tribus urbanas propiamente dicho, lo sutura, lo traiciona. Como dice Eric Laurent: una de las versiones del nominalismo contemporáneo sería velar porque cada cosa tenga una etiqueta, la correcta, la que merezca ser utilizada. Ahora bien, si con el término comunidad estamos teniendo problemas lo mismo nos va a ocurrir con el término goce.
Goce es un término que apunta a la parte más autista, singular, idiota, individualista de cada uno, es decir, lo que de ninguna manera hace comunidad. Sin embargo hay algo valioso en hablar de comunidades de goce ya que, a través de algunos semblantes como la ropa, la música, la ideología, se cumple la idea de comunidad que agrupa esas singularidades, todas muy diferentes, que inventa un común allí donde no hay ningún común posible.
Debemos aceptar una paradoja: si hay un rasgo que caracteriza a las tribus urbanas es que no hay un rasgo que caracterice a las tribus urbanas. La prensa y la TV le asignan algunos rasgos tendenciosamente: son violentos, usan drogas, son asociales. ¿Por qué se elige esa línea, se privilegia ese análisis, se muestra eso solamente?
Tribus urbanas es un nombre que, intentando clasificar lo inclasificable, no llega a nombrar. Si se lee el nombre que no es del todo un nombre tribus urbanas como síntoma, como indicativo de algo que no funciona en lo social.
Las tribus urbanas intentan un lazo sobre el trasfondo de la inexistencia de lazo, de relación. Es lo que descubre el Psicoanálisis: estructuralmente no hay relación. Luego cada uno se las arregla para inventar los lazos que puede. Las tribus urbanas más que demostrar la disolución cada vez mayor de los lazos sociales tradicionales son una respuesta a eso.
Nada que decir de los distintos ropajes, imaginarios, que vayan adoptando. No es un punto estructural. A través de esos semblantes lo que se revela es el desencuentro, la no relación, aún dentro de la misma tribu urbana, el desarreglo estructural entre los sexos y los síntomas que se derivan de ello; no muy diferente a lo que ocurre fuera de las tribus urbanas.
Que las formas o estilos de goce sorprendan no debe engañar del agujero de la estructura: una falla en el goce imposible de suturar que el Psicoanálisis llama: No hay relación sexual.
*Miembro de la EOL y de la AMP. Dictará una conferencia sobre "Lo que hace medio entre hombres y mujeres", el sábado, a las 9.30 en la EOL Rosario, Jujuy 1610.
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