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Jueves, 21 de noviembre de 2013

PSICOLOGíA › SE REALIZó EL PRIMER COLOQUIO INTERNACIONAL SOBRE CULTURAS ADOLESCENTES

Una edad para refugiarse en tribus

En la jornada se desplegaron los diversos mundos adolescentes en el vértigo civilizatorio. Al hablar de "adolescencias" se preserva la singularidad y diversidad tanto sobre el psiquismo, como a los factores socioculturales.

 Por Stella Maris Firpo*

Se realizó en Buenos Aires el Primer Coloquio Internacional sobre Culturas Adolescentes, subjetividades, contextos y debates actuales, con la presencia de profesionales de la educación, la salud, el trabajo social, la psicología y estudiantes.

Se desplegaron los diversos mundos adolescentes en el vértigo civilizatorio. Los adolescentes quieren ser adolescentes, que no los entendamos, pero el encuentro con el adolescente exige que el adulto se involucre. El adolescente quiere tomar distancia y nada peor que un adulto que quiere estar cerca, -﷓peor aún muy cerca-﷓ siendo difícil esta moderación de la distancia. Los que trabajamos con adolescentes sabemos que están entre lo regresivo, lo progresivo y lo transgresivo, lo transgresivo es parte de su territorio por lo que es importante diferenciar cuando las transgresiones están al servicio de eros, de preservar lazos, de construir un territorio propio -﷓como lo señaló muy bien Beatriz Janín-﷓ de las transgresiones que están al servicio de thanatos, donde corren y hacen correr grandes riesgos. Los jóvenes son -﷓muchas veces-﷓ habitantes de una cultura de la urgencia y de lo ilimitado con pasajes al acto frecuentes. Los ideales son centrales en este momento de la vida, pero cuando son demasiado grandiosos y extremos son expresiones de un gran malestar, los llevan a lo competitivo en juegos de puesta en riesgo y quedan con frecuencia fuera de la realidad.

En el debate sobre lo virtual se hizo un llamado a la prudencia respecto a no psicopatologizar lo virtual, que alguien use Facebook no necesariamente está en los bordes de la psicopatía, pero a la vez debemos estar atentos respecto a que la fetichización de objetos crea dependencia, por lo que es importante cierta distancia respecto a idealizar como a demonizar. A su vez es importante recordar que en lo virtual la muerte está ausente, el tiempo es siempre tiempo presente y el género podría diluirse.

Hablar de "adolescencias" permite preservar la diversidad y singularidad de los casos tanto en lo que remite al psiquismo, como a los factores socioculturales que lo configuran y modelan. Es el tiempo de los pares, de las tribus adolescentes que legislan y regulan los comportamientos. Las manifestaciones miméticas con los pares marcan las pautas de esos ritos tribales que propician conductas muchas veces ordálicas y traumatófilas.

El conflicto inter﷓generacional que acompaña al movimiento de la historia parece hoy modificado por la ausencia de uno de los contendores de la confrontación. Los lugares vacantes de los adultos, padres y maestros, su falencia, su impotencia crean en las bandas y tribus urbanas inquietantes y preocupantes caricaturas de poder y saber.

Retomo palabras de Marcelo Viñar: "La mutación civilizatoria en la aldea global nos bombardea con estímulos e informaciones que mal podemos digerir y metabolizar y la adolescencia es el grupo más sensible al impacto que recibe, que asimila y del que se vuelve agente y protagonista".

El problema de las toxicomanías, cada vez más frecuente, es un tema de la psicopatología pero también de la comunidad y de la ciudadanía. La estigmatización y delincuentización del adicto es asunto de todos nosotros. Contra salidas fáciles como medicalizar, psiquiatrizar, biologizar y terribles como reprimir y recluir, propone Viñar otra mirada de la adolescencia y de la exclusión social, como requisito científico y ético.

El diálogo enriquecedor con profesionales de otras latitudes aporta al tratamiento en los distintos ámbitos de trabajo. Prevaleció el debate profundo y la controversia productiva, con distintas miradas desde la pedagogía, la sociología, el trabajo social y el psicoanálisis, reconociendo las diferencias sin caer en reduccionismos. Surgieron finalmente, importantes interrogantes para un próximo y cercano encuentro internacional.

*Psicoanalista, docente de la Facultad de Psicología de la UNR.

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Los adolescentes quieren que los adultos no los entiendan.
Imagen: Juliana Faggi
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