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En el último tiempo el número de consultas psicológicas en lo concerniente a la atención de niños ha aumentado significativamente en comparación con épocas anteriores. El psicoanalista francés, J. Lacan en su escrito "La subversión del sujeto y la dialéctica del deseo" (1960) nos adelantó que ya la función del Edipo no es la misma que la que se tenía en la época de Sigmund Freud (principios del siglo XX), donde el padre de familia aparecía como su cabecera y ordenador. Esto último deja traslucir que las familias actuales han cambiado su estructura, lo que equivale a decir que la autoridad paterna como así también la de cualquier sujeto o instancia que se posicione como tal ha variado significativamente.

En ese aumento de número de consultas psi, nos encontramos con que en la mayoría de los casos es la misma institución escolar a la cual el niño asiste quien sugiere tal derivación. No debemos olvidar que la escuela es la primera institución exogámica, el primer lugar en donde la madre --fundamentalmente ella-- debe entregar el niño a la cultura, digámoslo así, al ingreso a la socialización y escolarización para el aprendizaje de conocimientos socialmente compartidos; de allí que algunas madres se angustien o les cause una culpa muy grande separarse del niño para llevarlo al jardín, sobre todo si se trata de ir a trabajar.

Justamente será a través de ficciones, del juego, como el niño podrá ir armando su propia historia. Desde la perspectiva psicoanalítica, que parte del síntoma como lo más singular de cada sujeto, no se trata de diagnosticar con rótulos vacíos que nada dicen del sujeto en cuestión --epidemia masiva propia de la actual era capitalista-- sino todo lo contrario: ir más allá de esas etiquetas para servirnos del malestar o padecimiento subjetivo que lo aqueja. De allí la importancia del síntoma.

*Psicóloga Colaboradora de la Revista Salud y Trabajo. Fragmento extraído de nº 5, noviembre 2014.