No soy periodista deportivo, pero creo que eso no importa porque en el fondo el periodismo es uno solo, busca la misma cosa. Y esa cosa es, siempre y en última instancia, la verdad. Esperé unos días, para ver si alguien reaccionaba de alguna manera al solapado desprecio que por el desarrollo y auténtico fin de este oficio, mostró el presidente de Rosario Central, Horacio Usandizaga. Quedó para mí más que clara esa actitud cuando en una conferencia de prensa ofreció una "recompensa" de 10 mil pesos para quien averiguara el nombre de la persona que utilizó una cuenta bancaria en Estados Unidos para depositar allí 55 mil dólares por una operación con un jugador del club de Arroyito. Dinero que pertenece al patrimonio del club.

El periodista que "ganó" la "bolsa" ofrecida es un hombre respetado en el medio: Luis Hernán Ricosa y -como un hombre de bien- decidió donar el dinero a instituciones benéficas que lo necesiten. Es loable, pero no termina de poner en el centro del debate esa promiscua insinuación de parte del presidente de una institución tan importante como es Rosario Central y es como que legitima un mecanismo que además, debió haber resultado altamente ofensivo para quienes estaban en esa conferencia de prensa.

Ricosa y cualquier otro periodista deportivo sólo hubieran necesitado la denuncia del Vasco diciendo "utilizaron una cuenta en Estados Unidos para depositar un dinero que le robaron a un club". Con esos datos todos se hubieran puesto a investigar de inmediato porque de eso se trata esta profesión, y no hacen falta "premios" ni "incentivos" para que eso suceda. Que Usandizaga piense en ellos exclusivamente para los miembros de su plantel.