Lunes, 8 de diciembre de 2008 | Hoy
OPINIóN › SIETE DIAS EN LA CIUDAD
La articulación política del peronismo a nivel provincial entre los bloques de ambas cámaras, que tan buenos resultados le ha dado al PJ para erosionar al gobierno, pretende trasladarse a Rosario con los concejales. La idea es alcanzar, después de muchos años, una gravitación que agite las apacibles aguas municipales.
Por Leo Ricciardino
La única vez que el peronismo santafesino desembarcó en Rosario para "enseñarle" a los compañeros de esta ciudad cómo hacer oposición contra el socialismo protagonizó un papelón que quedó registrado ya en los anales de la política. Fue cuando el diputado Jorge Lagna y el abogado Sergio Battistoni presentaron en un hotel céntrico un libro panfletario y sin sustento llamado La secta socialista.
La cara de ambos cuando vieron ingresar a Hermes Binner en el recinto donde se realizaba la presentación -y no sólo eso, además había comprado un ejemplar en la entrada-, fue suficiente muestra para que los peronistas rosarinos nunca más se sintieran cuestionados en su forma de ejercer la oposición.
Después vino la derrota del peronismo en la capital provincial en las últimas elecciones y el socialismo ganaba la provincia de punta a punta, con lo que aquella anécdota quedaba en la historia y nadie se sentía con el derecho de "enseñarle" nada a nadie. Todos habían tomado nota de que enfrentar políticamente a los socialistas no era broma en esta provincia.
Pero, como sucede siempre en la historia del peronismo que es a la vez la historia de su adaptación a las circunstancias; transcurrido cierto tiempo de estupor, el PJ efectivamente ha hallado la manera de hacerle perder la calma a los socialistas y así, encontrar su talón de Aquiles por donde batallarlo.
Todo empezó con la Reforma Tributaria, cuando el gobernador Hermes Binner entendió que podría doblegar a la mayoría opositora del Senado mediante la opinión pública. Pero esta vez el cálculo falló porque suponía que la gente movilizaría su opinión, su masa crítica, a favor del gobierno pero no se tuvo en cuenta que en definitiva se trataba de defender una modificación tributaria. Nada más frío y lejano ya que -en el fondo si se quiere- era un aumento de impuestos. Con lo que nadie se sintió tocado por el accionar de los legisladores peronistas.
Pero de esa pequeña batalla el peronismo hizo una guerra total que terminó por sacar de su centro al gobierno y a sus principales hombres que decidieron, nuevamente, exponer la pelea y que la gente decida. Pero, cuanto todos gritan, se hace difícil encontrar un silencio para la opinión sensata. Y es más, la respuesta del socialismo es tan altisonante que al peronismo con sólo bajar el tono el alcanza para aparecer mesurado.
Hasta aquí, gruesos trazos de cómo se desarrolla la disputa política provincial. La noticia es que el peronismo en Rosario, a la luz de los resultados provinciales, intentará copiar la estrategia a nivel local. Por eso, de aquí en más la sinergia que se da entre bloque de senadores y diputados del peronismo, comenzará a verse también con los ediles justicialistas que se sumarán a lo que ya constituye un llamado a la principal batalla, que comienza junto con el año que ya se acerca.
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