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Casi como un reflejo o por costumbre, los candidatos locales disparan tibios dardos a diestra y siniestra tratando de impactar en algún lado. Pero lo cierto es que después de la presentación de las candidaturas municipales, el proceso electoral correspondiente a concejales y presidentes de comuna en toda la provincia entró en un letargo alentado por las candidaturas nacionales. Y si bien en Santa Fe no hubo demasiadas sorpresas en el cierre de listas de candidatos a senadores y diputados nacionales; no es que sea algo para festejar: simplemente no hubo demasiados tironeos porque en la mayoría de los casos los que tenían que ponerse de acuerdo no eran más de dos.

Con todo, esta provincia fue un "ejemplo" al lado del proceso de candidaturas testimoniales y oportunismos oficialistas y opositores que se dieron en provincia de Buenos Aires, el distrito que como siempre define los comicios del orden nacional.

Pero aún aceptando la inexistencia de elecciones internas en los partidos para determinar candidaturas, los "famosos" convocados a último momento, los candidatos que no asumirán, el cambio de fecha electoral, el senador designando candidatos entre su personal en el Congreso, el otro Frente en la provincia encabezando con un dirigente que hay que presentarlo en sociedad desde el vamos; aún teniendo en cuenta todos estos avatares, el ciudadano no puede seguir teniendo excusas.

Si las encuestas que se han hecho no mienten, es inadmisible que el 60% del electorado en Rosario no sepa qué se vota este año. Se puede admitir que nunca es sencillo cuando se superponen distintos niveles de elecciones en un mismo calendario anual. Pero con un poco de preocupación el tema se subsana, así que eso es lo que está faltando. El 28 de junio, senadores y diputados nacionales; el 5 de Julio internas abiertas y obligatorias en Santa Fe para concejales y cargos comunales; y el 6 de setiembre elecciones generales en esta provincia para los mismos cargos de orden local. Tal el cronograma. Buscando en los diarios, se puede refrescar a cada rato. No es un gran esfuerzo.

Pero el tema lleva a otra reflexión, porque si la gran mayoría se interesa muy poco por la política la que "pierde" es la misma gente. Puesto que para elegir bien, opinar sobre la selección de esos mismos candidatos, y participar de algún u otro modo hay que interesarse y saber. Y en este sentido siempre se escucha un reclamo de parte de la sociedad que es -hay que decirlo- absolutamente falso: "Queremos escuchar propuestas", se dice. Pero no es verdad porque a la segunda propuesta que empiece a desarrollar en un medio de comunicación un candidato, no quedará audiencia interesada. Un poco más de interés hay en el show de la política, en el que algunos candidatos se mueven muy bien. Pero tampoco se baten récords de rating en el tema. Un ejemplo concreto sobre el debate de propuestas de parte de los dirigentes es la baja de la edad de la imputabilidad para los menores. La opinión pública en su gran mayoría llega hasta el "hay que penalizarlos desde chiquitos si cometen delitos graves". Cuando alguien empieza a explicar que en realidad lo que hay que hacer es salir de un sistema tutelar e ir hacia un régimen penal juvenil que dote a los jueces de más instrumentos para impartir justicia y lugares de detención especiales para menores; ya nadie está escuchando. El debate falleció.

Y lamentablemente, esto lo saben los políticos. Viven de intentar interpretar a la sociedad, lo mismo que solemos hacer los periodistas, cómo no van a saberlo. Cómo vamos a desconocerlo. Por más esfuerzo que se ponga, la política no siempre es show televisivo, es algo mucho más complejo, que depende de los hombres y mujeres que participan, pero también de la historia. De largas tradiciones culturales y políticas. Todo eso no se puede resumir en cinco minutos.

Una vez, un famoso y mediático historiador me aseguró que él en sus trabajos nunca simplificaba. Lo que él hacía era "contar de manera sencilla procesos complejos". Yo no le respondí nada, pero está claro que lo que hace es simplificar. Es decir, quitar, suprimir, omitir, obviar. Algo se pierde siempre en procesos como ese. Entonces, si el interés por estos procesos políticos es nulo, la simplificación de candidaturas y comicios será cada vez mayor. Y la que seguirá perdiendo será la institucionalidad, la sociedad. Todos nosotros.

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