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La batalla desatada estos días entre el gobierno provincial y el nacional tiene, sin dudas, un alto componente electoral que deriva de la postulación del gobernador Hermes Binner como candidato a presidente de la Nación. Pero la sorpresa de muchos funcionarios santafesinos ante las respuestas recibidas de parte de sus pares nacionales, aparece al menos impostada o revela un alto desconocimiento del fragor político argentino. Teniendo en cuenta la larga experiencia de los protagonistas, no es difícil inclinarse por la primera opción. ¿Cómo pueden creer el secretario de Transporte provincial Alejandro Boggiano y el intendente Miguel Lifschitz que van a dejar pasarles ﷓-en el actual contexto-﷓ una denuncia como la que hicieron sobre el gasoil subsidiado?. Está claro que desde Nación se salió en bloque a responder de manera contundente, con el ministro Julio De Vido y el secretario Schiavi a la cabeza, pero desde aquí se utilizó un cambio en la modalidad de subsidiar el combustible para el transporte para instalar públicamente que se estaban "recortando los subsidios a Santa Fe". La picardía fue advertida y la respuesta no se hizo esperar.

Como en toda disputa, cada parte tiene algo de razón aunque no necesariamente en proporciones iguales. Es cierto que Santa Fe reclama desde hace tiempo por las asimetrías que se producen respecto de la distribución de subsidios a colectivos de capital federal y el gran Buenos Aires; pero en esta oportunidad ﷓con el cambio de sistema de subsidio﷓ no se estaban incrementando aún más esas diferencias. Con todo, tampoco es real que la provincia de Santa Fe sea la que menos invierte en su transporte como lanzaron los funcionarios nacionales. Y nada tiene que ver el sueldo de los choferes de las empresas que dependen de la administración rosarina. En ese caso, fue la administración local la que se hizo cargo de una gran parte del servicio para no dejarlo caer.

Tampoco es muy claro que la administración nacional se haya visto obligada a cambiar el sistema de subsidios porque no se pueden asignar otro tipo de partidas porque "el gobierno nacional está funcionando sin presupuesto porque los diputados del socialismo no lo votaron", como terció el candidato a gobernador del Frente para la Victoria Agustín Rossi, que sigue en el territorio su propio esquema argumental de la pelea entre los dos niveles del Estado.

En las disputas hay brulotes, temas más sensibles que otros y una reacción que a veces llega con una dureza inesperada cuando habría otros puntos de disputa más comprensibles. Por ejemplo, el Puerto de la Música. Aquí si bien no ha habido entendimientos profundos con las autoridades nacionales, tampoco se produjeron enfrentamientos que reflejen la disputa local que se da sobre este tema entre oficialismo y oposición, y también con los empleados portuarios que llevan más de dos meses de toma de las instalaciones del Ente Admnistrador del Puerto Rosario (Enapro).

Pero sí apareció en cambio la pelea por el aeropuerto de Rosario cuando las autoridades nacionales no extendieron el permiso a LAN Perú, para cubrir determinadas rutas que vuela desde hace meses. El perjuicio para la aeroestación de Fisherton es inocultable porque pierde una ruta internacional que le costó muchísimo conseguir. En este punto, la Nación tiene también preparados sus argumentos y señala que está revisando ese permiso otorgado a la empresa en cuestión.

Y así pueden surgir muchos temas más, como los fondos de la Anses que ya introdujo en la discusión el gobernador Binner u otras remesas vinculadas a la asistencia social. Los funcionarios nacionales responderán con planillas en la mano diciendo que Santa Fe es una de las provincias que más incrementó su participación en fondos nacionales coparticipables. Y probablemente no mientan, aunque que quizás no estén respondiendo de manera correcta y puntual lo que se está imputando. Pero así es la política y el federalismo profundo y puro que piden en Santa Fe a la Nación es el mismo que se le ha escuchado pedir a intendentes y jefes comunales del interior de esta provincia. Se sabe que en política la matemática no es muy certera, aún cuando se hable de plata concreta.

Pero lo que sí debiera tenerse en cuenta es que cada sector no está solo haciendo política, los otros también juegan, es como en el fútbol y no sólo depende de lo que yo pretenda. Aunque sí puedo hacer prevalecer mi estrategia y eso, seguramente, tendrá su correlato electoral algún día. Tampoco queda bien aquello de pregonar que lo que yo hago es política y lo que hacen los otros es politiquería. Algunos advierten rápidamente que en verdad no es tan así.

Ejecutivo y Concejo

El oficialismo en Rosario se vio superado esta semana por la oposición en el Concejo municipal. Y fue en un tema sensible que involucró a dos barrios populosos de la ciudad como Azcuénaga y Bella Vista, cuyos vecinos llegaron hasta la barra del Palacio Vasallo para que los ediles con su voto impidieran que se materializaran incrementos de hasta el 700 por ciento en el cargo por los trabajos de cloacas y desagües que deben abonar.

La estrategia del oficialismo fracasó de manera contundente: la idea del socialismo era ganar tiempo y mandar el expediente de vuelta a comisión para postergarlo hasta después de las elecciones del 24 de julio. Pero la oposición juntó número, en base a algunas ausencias y abstenciones, y terminó desequilibrando a favor de los vecinos que no podían creer que se estaban librando de altas cuotas a pagar por el desarrollo de obras fundamentales para mejorar su calidad de vida.

Ahora, el secretario de Gobierno Fernando Asegurado acusa a los concejales de la oposición de haber desfinanciado los trabajos y hasta de haber puesto en peligro el normal desarrollo de todo el plan de infraestructura para cloacas y desagües. El funcionario dice además que el incremento del 700 por ciento en una de las alícuotas es para un solo caso de un vecino que tiene cancha de tenis. Por supuesto, los opositores lo niegan y dicen que ese vecino no tiene esa cancha en un lugar residencias sino que pertenece a uno de los anillos periféricos en relación a la zona central, y que esa situación debe ser atentida correctamente. Como sea el Ejecutivo municipal tiene 10 días hábiles para tomar una decisión. Si veta lo que aprobaron los concejales opositores se estará poniendo en contra a gran parte de dos barrios muy poblados, cuando falten sólo días para las elecciones. Se entiende claramente en qué sector ha quedado atrapado el gobierno de Miguel Lifschitz.

Para sumar otro dato político en medio de la escena preelectoral, también el Concejo abordó la problemática de los trabajadores contratados de Promoción Social que exigen pasar a planta permanente. El Ejecutivo sostiene que allí hay un problema político con la interna de la ATE, y que por eso fracasó un plan progresivo de blanqueo que propuso en su momento. En el Concejo municipal, el concejal Edgardo Falcón propuso una comisión para tratar la problemática pero el oficialismo no creía demasiado en la salida porque Falcón pertenece a las filas del senador Rubén Giustiniani que perdió en las elecciones del 22 de mayo contra el sector de Hermes Binner. Cuando los opositores advirtieron estas diferencias internas las explotaron y acompañaron la iniciativa del edil socialista que se impuso por mayoría.

Como se ve, en tiempos prelectorales en todos los rincones estallan las disputas. Con menor o mayor intensidad, de eso esta hecha la política. Lo importante es que este no sea un estado ni permanente ni habitual como para que detenga la gestión.

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