Lunes, 8 de agosto de 2011 | Hoy
OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD
El Partido Justicialista ha ingresado en una etapa de renovación tras los resultados adversos del 24 de julio. El debate entorno del kirchrnerismo divide aguas todavía pero el futuro empieza a dejar atrás al reutemismo y al obeidismo. Lo que empieza a asomar es parte de un "seleccionado" sub 50 que se perfila como el recambio generacional que sintetize los intereses territoriales con los lineamientos de la Casa Rosada.
Por Leo Ricciardino
La larguísima circunvalación que dió el presidente del Partido Justicialista de Santa Fe para señalar que esa fuerza política se encuentra oficialmente alineada con la Casa Rosada; es una clara muestra de hasta dónde debe el PJ provincial y sus principales cuadros recomponer una situación de ambigüedad que lo llevó a la sonora derrota del 24 de julio. De cara a las internas abiertas del domingo próximo -sobre la que los porteños tienen más dudas que certezas-, el titular del peronismo santafesino (sólo por su título institucional) Ricardo Spinozzi ha dicho que "oficialmente el Partido Justicialista se encuentra alineado con el Frente para la Victoria a nivel nacional y este frente tiene como única candidata a la presidenta". Más que tibio, el senador provincial que cayó derrotado en su distrito ni siquiera se anima a nombrar a Cristina Fernández de Kirchner. En rigor, así ha sido siempre la relación del kirchnerismo con el peronismo de este distrito. Lo sabía de sobra el propio Néstor cuando ignoraba olímpicamente a reutemistas y obeidistas por igual. No confiaba en ellos y tenía sus razones, aún mucho antes del conflicto con el campo.
En ese marco Agustín Rossi nunca fue la carta fuerte K para Santa Fe, pero era el único que podía representar genuinamente al espacio. Poco querido entre los peronistas provinciales, el candidato sumó lo que pudo y no se quejó del permanente juego de las escondidas y las cotidianas traiciones de muchos de sus compañeros. Sumado a esto, la lógica histórica del peronismo que no sólo dice que "el que pierde acompaña", tácitamente sugiere que el que pierde también tiene alguna enfermedad infecto contagiosa y lo ponen en cuarentena. Nadie se le arrima.
Luego de este penoso proceso en el que Carlos Reutemann y Jorge Obeid se ubican como parte de un pasado que se niega dejar el escenario central; está claro que una nueva dirigencia viene asomando. Nadie dentro y fuera del peronismo de Santa Fe desconoce que el intendente de Rafaela y candidato a diputado nacional Omar Perotti, y la diputada electa María Eugenia Bielsa; son los dirigentes que tendrán a su cargo la responsabilidad de guiar los destinos partidarios en la provincia. Está bien que Spinozzi no renuncie a la presidencia del PJ porque ese cargo es nada frente a los votos que legitiman liderazgos genuinos. Si las estructuras partidarias realmente importaran, ¿no tendrían los partidos políticos edificios de jerarquía donde reunirse en lugar de esas viejas casonas con telarañas y alquileres atrasados?. Por eso para los grandes cónclaves están los hoteles. Son más cómodos y limpios y se pueden alquilar por pocas horas.
Pero no sólo Perotti y Bielsa, sino también una selección sub 50 de intendentes y presidentes comunales; como Alejandro Ramos de Granadero Baigorria, Luis Castellano de Rafaela y José Luis Freyre en Venado Tuerto; todos con exitosísimas elecciones en sus espaldas el pasado 24 de julio. El futuro del peronismo santafesino parece que no va a pasar por el kirchnerismo de la primera hora. Pero tampoco por el desplante del obeidismo que eligió días pasados no concurrir a la reunión en la Casa Rosada con la presidenta. Obeid sigue dolido por su exclusión en el proceso interno previo al 22 de mayo y por eso el diputado Mario Lacava que encabezó la nómina de candidatos a diputados provinciales admitió que su sector votará en las presidenciales "por un candidato peronista". Le preguntaron entonces: "¿Votarán por Cristina?". La respuesta se mantuvo "por un candidato peronista". Es decir por Eduardo Duhalde, ¿qué duda cabe?. Alberto Rodríguez Saá no junta mucho más que al ex Ucedé Carlos Castellani aquí en la provincia.
De todas maneras, el derrotero del propio Duhalde en Santa Fe no parece ser un lecho de rosas. A juzgar por su pasada de estos días, a su lado ni Miguel Del Sel sonreía y el veterano de mil batallas Oscar "Rabanito" Barrionuevo no es precisamente lo que se llama una figura que pueda atraer votantes. Lo mismo que el dirigente de los plásticos Vicente Mastrocola, candidato a primer diputado nacional de Unión-PRO. El duhaldismo no es que abrió sus listas al sindicalismo por generosidad política, sino más bien por necesidad de estructura y falta de candidatos más potables. Del apoyo de Reutemann sólo habla el propio Duhalde ya que no ha habido expresiones al respecto, ni siquiera una jugarreta de última hora como la que hizo el ex corredor a favor de Del Sel, cuando aclaró sin que se lo pregunten que él era "peronista, no kirchnerista". Pero habrá que esperar, todavía falta una semana y podría haber alguna declaración de última hora.
Internas abiertas.
El debut nacional del sistema que los santafesinos ya conocen desde 2007, ha trazado un panorama de incertidumbre a nivel nacional -y sobre todo en Buenos Aires- que llevó en las últimas horas a escuchar un verdadero glosario de barbaridades en radios y programas de TV de la capital federal. "¿Se pueden poner dos boletas juntas para presidente?", se escucha preguntar a los oyentes, o "¿tengo que votar la misma lista para presidente que para diputados nacionales?", ¿dónde hay que marcar con una cruz?"; mezclando el sistema de boleta única que aún tardará unos años más para utilizarse a nivel nacional mientras que ya debutó con éxito en Santa Fe y ayer hizo su irrupción en los comicios cordobeses.
Uno de los tantos observadores que tuvo el sistema de Boleta Unica en Santa Fe, fue el senador porteño Samuel Cabanchik. Entrevista en esa ocasión el legislador elogió el sistema y destacó su funcionamiento. Pero no fue para nada optimista con su aplicación en la provincia de Buenos Aires, "yo no sé cómo tomarían esta idea las estructuras tradicionales de la política, con todo el clientelismo de las grandes fuerzas, las colectoras y demás". De sólo imaginar la respuesta uno no puede menos que coincidir con las sospechas del legislador.
Está claro que no sólo se trata de la confusión previa para los electores que encima reciben malintencionados mails que siembran más dudas que certezas; sino que también habrá que escuchar después del 14 de agosto los análisis profundos de parte de los especialistas sobre las conclusiones de la primera vuelta electoral. Las conjeturas que harán oficialistas y opositores cuando en realidad en Santa Fe ya se sabe que se trata de dos escenarios bien diferenciados, entre las primarias obligatorias y las generales que se van a celebrar en octubre.
De todas maneras, que no haya competencia interna en la categoría de precandidatos presidenciales hará que el sistema funcione como un ordenador de postulantes según la cantidad de votos obtenidos. Sobre todo para la oposición que tendrá a su disposición una pole position de nombres para enfrenta a la presidente el 23 de octubre y con todas las intenciones de arrancarle una segunda vuelta para noviembre.
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