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Lunes, 12 de noviembre de 2012

OPINIóN › SIETE DíAS EN LA CIUDAD

La tristeza del ex reo

A pesar de que el juez Vera Barros fue claro al señalar que si bien no tenía pruebas para procesar a Tognoli seguía sospechando de sus presuntos vínculos con el narcotráfico, desde distintos sectores se intenta presentar al ex comisario como a una víctima. El cacerolazo local y el cepo del peronismo al calendario electoral en Santa Fe.

 Por Leo Ricciardino

Justo cuando habían empezado a aparecer "las viudas" de Tognoli, tras la excarcelación firmada por el juez Vera Barros para el ex jefe de policía señalado por presuntos vínculos con el narcotráfico, el ex gobernador Hermes Binner marcó los límites de lo que había pasado: "No creo que Tognoli haya sido un preso político", y "se equivoca aquel que piense que la causa y el problema ya se terminaron", dijo. Tranquilizador de parte de un jefe político, de uno de los políticos con mayor predicamento en la provincia de Santa Fe. Sobre todo porque el propio Binner tuvo que desandar el camino peligroso que había transitado al principio de la causa, que parecía orientarse a la defensa a cualquier precio del jefe investigado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria. El juez dejó tan claro que no había pruebas para procesarlo como que las sospechas eran profundas y persistentes. Sólo para recordarlo, tampoco alcanzaron las pruebas para condenar a Carlos Ascaíni, a quien la cocaína se le transformó en azúcar como por arte de magia. Pero a decir verdad, no muchos salieron a celebrar lo de Ascaíni. Tognoli, en su tono de número nueve del Nacional B, comenzó a hilvanar un relato francamente repudiable a su salida de la habitación-celda de la PSA en el aeropuerto de Fisherton. "Me sentí un preso político", dijo el desprestigiado uniformado en un país donde treinta mil personas fueron asesinadas por ese motivo. Con excepción de Binner, ningún dirigente creyó necesario salir a subrayar el desatino de esa aseveración que además no hacía otra cosa que agregar desprestigio y sospechas hacia la fuerza provincial. El comisario pasado a disponibilidad lo atribuía al tironeo entre la Nación y la Provincia, no hacía en realidad nada más que tratar de darse importancia para ocultar que seguía siendo el centro de un escándalo sin precedentes.

Lo cierto es que, a juzgar por los lamentos, parece que Tognoli no sólo había convencido a las autoridades que lo nombraron. También tenía afiatados contactos con periodistas que no dudaron en expresar su algarabía cuando vieron que el ex jefe quedaba libre. Por esas horas lo más destacado fue la foto de Tognoli rodeado de sus seres queridos después de lo que había "sufrido" y también la destacada anécdota de la noche que se despertó transpirando y llamando al guardia para ir al baño cuando, en realidad, estaba durmiendo al lado de su señora en su casa de Santa Fe. Un episodio de alta emotividad para quien tuvo la máxima responsabilidad de la seguridad en la provincia, para quien estuvo sospechado de actividades que no sólo hacen que gente se despierte en mitad de la noche sobresaltada, sino que hace que gente muera. De varias maneras.

Los periodistas y los medios no somos auxiliares de la justicia. No necesitamos el peso probatorio de la justicia para procesar o condenar. Nos alcanza con probar que lo publicado es verdad. Y aquí la verdad fue y es que el jefe de la policía de la provincia de Santa Fe estaba investigado por una fuerza federal por sus presuntos vínculos con el narcotráfico. Y había escuchas telefónicas y una clave que se había utilizado para averiguar patentes de vehículos que después resultaron ser de la fuerza federal que investigaba. ¿Qué periodista con esta documentación en sus manos no la hubiera publicado? Sólo uno que no lo fuera. Si algunos proponen que ahora hay que ir a misa los domingos para pedirle perdón a Tognoli, allá ellos. Ya lo dijo Binner, esto recién empieza.

Ese sonido metálico

El 8N en Rosario juntó mucha gente, como en todo el país. Pero no fue de las plazas más destacadas, como otras que lograron duplicar su número respecto del último cacerolazo del 13 de septiembre. Con todo la presencia fue fuerte y con ausencia absoluta de dirigentes políticos y gremiales. Es más, aquí el socialismo se expresó claramente señalando que no concurriría a la concentración. Lo mismo hizo en un documento el Comité de la Unión Cívica Radical Departamental Rosario.

Ya en la marcha anterior, en septiembre, tanto Antonio Bonfatti como Hermes Binner habían señalado que no había que confundirse con los reclamos al gobierno nacional y reconocieron que algunos temas de la agenda iban también en el orden provincial y local. Más teniendo en cuenta que uno de esos temas es precisamente la inseguridad. "Al que le quepa el sayo, que se lo ponga", había dicho Bonfatti en el cacerolazo de septiembre. En la actual coyuntura de la provincia respecto del tema seguridad, la mesura de los funcionarios contribuyó a evitar que aparecieran carteles con reclamos mucho más puntuales que las encendidas diatribas contra la presidenta. Aquí nadie consideró como Mauricio Macri que la bronca expresada tenía como único destinatario al gobierno nacional.

Ya llega el 2013

Esta semana la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe empezó a ponerle fin a las especulaciones del calendario y sistema electoral del año próximo. Con votos cruzados del peronismo, la Coalición Cívica y algunos radicales; le dio media sanción a un proyecto que modifica normas electorales vigentes y establece que nunca más podrán celebrarse el mismo día elecciones nacionales con las provinciales y que éstas deberán estar separadas por un tiempo mínimo de tres meses.

La norma pretende acotar la convocatoria del gobernador Bonfatti para el año próximo cuando coincidan los comicios nacionales para elegir legisladores con los provinciales para designar concejales y algunos jefes comunales. El peronismo en la provincia siempre sospechó que los socialistas podían aprovechar la oportunidad de unificar los comicios, que primara el sistema electoral nacional y utilizar el arrastre de Binner para traccionar algunos votos locales.

Hasta se frustró una maniobra que --aunque de manera oculta-- tuvo impulso socialista como fue la de enterrar la Boleta Unica en Santa Fe. Allí fue Bonfatti el que salió a tranquilizar diciendo "vamos a respetar las normas electorales vigentes", ante lo que parecía un embate de un sector de los radicales aliados y los socialistas que no quieren volver a ver una situación como la actual: un gobierno que no tiene mayorías en ninguna de las dos Cámaras legislativas.

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