A sólo cinco meses de su puesta en marcha, la nacionalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) generó "cambios positivos" para las 18 estaciones de servicio de la empresa que se encuentran en Rosario. "Desde que se estatizó, dejamos de tener problemas de mantenimiento", consideró el titular de la Cámara de Estaciones de Servicios de Rosario (Cesgar), Rubén Fernández. "No tenemos ese problema que teníamos antes con los anteriores dueños, que realmente no nos daban mucho combustible", ahondó el empresario. ¿Las claves? Aumento de la producción, descenso del octanaje y abastecimiento sin inconvenientes.

Los empresarios del sector manejaban el rumor unos días antes del anuncio oficial de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y aguardaban con entusiasmo la chance de revertir el escenario de "tensión permanente" que mantenían con la anterior gestión, principalmente con el Grupo Petersen, que aún posee el 25,46 por cientos de las acciones de la firma. "No me sorprendió la decisión del gobierno de darle un empuje a lo que fuera abastecimiento, era un problema muy importante que estábamos teniendo todos, incluso los usuarios", apuntó el presidente de Cesgar.

Primero percibieron "signos positivos" y luego reafirmaron la conducta "hasta lograr abastecimiento pleno en las estaciones". Asimismo, Fernández valoró que el precio del combustible que comercializa YPF "es más accesible" que el resto de las compañías petroleras. Y si bien la diferencia no es muy considerable, contribuye y de algún modo insta a los competidores a no estirar la brecha de precios. "Con una empresa que abastece el 60 por ciento del mercado tenés la posibilidad de regular para que el resto no se vaya por las nubes, sino estaríamos pagando combustible mucho más caro", ejemplificó el empresario.

Bajo las reglas de la gestión anterior, los empresarios propietarios de estaciones YPF se veían obligados a la "presión" de que "para sacar nafta Súper había que comprar sí o sí tanta de Premium". A su vez, no se les reconocía una comisión de 8,5 por ciento de promedio con respecto a la venta de combustible en consignación, que era una condición. "En el contrato decía que todos los gastos e impuestos que se generasen y que afectaran directamente la comercialización, eran a cargo de la empresa. Si te aparece un impuesto lo podés trasladar al público, pero en consignación lo pone la empresa. Lo hicieron durante un par de años, en la última etapa se dijo que no se iba a pagar más y nadie se animaba a hacer una cuestión jurídica porque la amenaza concreta era: te saco el contrato, no te renuevo. Vivíamos en una tensión permanente", afirmó Fernández.