Lunes, 19 de junio de 2006 | Hoy
OPINIóN › 7 DÍAS EN LA CIUDAD
No solo el presidente de la Nación, sino también el gobernador estarán ausentes mañana en el acto por el Día de la Bandera. Por eso, casi como in consuelo, la atención periodística estará centrada en los militares y el atisbo de crisis que protagonizaron semanas atrás. Pero lo más importante es que la celebración pueda tener, más que nunca, a la gente como protagonista.
Por Leo Ricciardino
Un acto de la bandera sin el Presidente y, en esta oportunidad, también sin el gobernador, plantean un escenario poco propicio para la prensa local que espera estas oportunidades para tomar contacto con los máximos referentes de la política y, también, para observar detenidamente los gestos en el palco que siempre indicaron cercanías y lejanías no sólo físicas sino también, políticas.
Pero el acto de mañana se centrará entonces en la figura, no ya del vicepresidente Daniel Scioli, sino en la ministra de Defensa Nilda Garré. Y, por extensión, en algunos jefes militares que en las últimas semanas retomaron protagonismo de la peor manera posible: En base a la conspiración y las operaciones políticas que incluso llegaron a indicar que no habría desfile para este acto.
La prensa buscará en las declaraciones, los entretelones de lo que realmente pasó aquel día en que un militar se presentó en la oficina del secretario de Gobierno de la Municipalidad de Rosario para comunicarle que no habría desfile de tropas el 20 de junio. Después todo fue adjudicado a un mal entendido pero, obviamente, esto nadie lo creyó.
También hay un agenda local para hablar con la ministra Garré y pasa principalmente por el estado del proyecto provincial de adquirir los terrenos donde se emplaza el Batallón 121 para reconvertir ese espacio urbano en un parque para los vecinos de la zona.
Pero en el palco estarán también el diputado Hermes Binner y el intendente Miguel Lifschitz. Otros protagonistas que serán llamados a los micrófonos y grabadores para hablar de las alianzas políticas de cara al 2007 y de los problemas centrales de la ciudad, como los subsidios que se buscan para el transporte urbano de pasajeros.
En ese sentido, esta semana fue crucial para Lifschitz que tomó una decisión política trascendente: liderar un movimiento de intendentes de las principales ciudades del país para reclamarle al presidente una distribución más equitativas de los fondos que benefician al transporte. Los beneficios conseguidos por Capital Federal y el Gran Buenos Aires en el tema, han dejado al interior en un despojo poca veces visto.
Pero hay un dato que dejó entrever Lifschitz que parece, por lo menos, el inicio de un camino equivocado en la negociaciones con la Nación. El intendente rosarino dio a entender que el reclamo pasará más porque el Ejecutivo nacional ponga límites a las demandas de incremento salarial de los choferes que por exigir un mayor porción de los subsidios. Un recorrido que podría generar un enfrentamiento con el poderoso sindicato de la UTA que, por cierto, sería innecesario.
Como se ve, aún sin la presencia del presidente y el gobernador Obeid, quedarán muchos temas para recorrer con las personalidades que se ubiquen mañana en el centro del palco de la acto por el Día de la Bandera.
La ciudad reclamó otra vez este año, aunque con menos vehemencia que en el pasado, que el feriado sea nacional e inamovible como el 25 de Mayo o el 9 de Julio. Rosario cree con fundamento que esto le daría al festejo más importante de la ciudad una relevancia distinta a la que tiene actualmente.
Por eso es que también este año se le ha dado a la fiesta una trascendencia distinta y se buscó desde el área de Cultura transformarla en una verdadera fiesta popular con concurso de asadores, cantantes populares y hasta un almohada distribuida en los hoteles para que los turistas también pudieran soñar desde acá como lo hizo el general Belgrano.
Una cosa será la tarea de la prensa y los lamentos por la ausencia del Presidente que hoy inicia una gira por España; las consultas para develar las intrigas militares y los elementos que adornen el escenario político para el 2007. Pero otra muy distinta será ver el fervor que ha recuperado esta celebración a la bandera hace pocos años, cuando la idea de Julio Vacaflor de unir pedazos para la bandera más larga del mundo, comenzó a cobrar forma y dotar de emoción y contenido para resignificar la idolatría a nuestra enseña patria. Si un poco de esto último funciona, el acto estar salvado a pesar de las ausencias.
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