CIUDAD › CRECE LA CANTIDAD DE NIñOS EN EL HOGAR DEL HUéRFANO
De los 150 chicos que hoy se alojan en el Hogar del Huérfano
de Rosario, 130 pasarán las fiestas allí. Muchos tienen padres
pero los dejan en el lugar porque ya no pueden mantenerlos.
› Por Evelyn Arach
Entre septiembre y diciembre se incrementó vertiginosamente la cantidad de niños que llegan al Hogar del Huérfano de Rosario. Muchos tienen una familia pero sus padres ya no pueden sostenerlos económicamente. "Están entrando hasta seis o siete chicos por semana, cuando hasta septiembre el promedio de ingreso era de uno o dos niños al mes", explica alarmada María Eugenia Saccone, directora de la institución. "Vemos que se ha agravado la situación económica de la gente, la mayoría son padres que no maltratan a sus hijos, sino que perdieron el trabajo y ahora hacen changas pero no les alcanza ni se pueden organizar. Algunas madres nos plantean: 'si los dejamos todo el día solos en la villa les van a hacer daño' y los traen acá. Son hasta tres y cuatro hermanitos pequeños que llegan juntos. En esos casos los visitan cada vez que pueden y tratan de pasar el domingo juntos". El Hogar está al máximo de su capacidad: hay 150 chicos. De ese total 130 van a pasar las fiestas allí, lejos de casa.
Desde el área de la niñez de la municipalidad, Andrea Travaini sostiene que el objetivo es "sacar a los chicos de las instituciones, pero hoy las condiciones no están dadas porque con la crisis las situaciones complejas se agudizan". Sobre todo teniendo en cuenta que las cabezas de hogar son en su mayoría madres solas.
Las historias de exclusión se multiplican. Tal es el caso Jorgelina, una joven de 20 años que el viernes por noche llegó al Hogar del Huérfano pidiendo ayuda con Lautaro, su bebé de cinco meses, en brazos. Desde que a los tres años perdió a sus padres y hasta los 12, ella vivió allí. Más tarde pudo rehacer su vida e irse pero las circunstancias familiares volvieron a dejarla en la calle y ahora busca un refugio transitorio. "Donde sea, pero con mi hijo", suplica.
Faltan sólo tres días para la nochebuena y los regalos para los más chicos son cada vez más. Al menú frío de esa noche se suman las empanadas donadas por una empresa gastronómica y los helados de la mano de los peones de taxis. Además hay tres campañas solidarias para juntar juguetes que van a hacer pie en el arbolito del Hogar. Hasta los internos de tres unidades penitenciarias de Rosario confeccionaron ropa y juguetes para los chicos. Y ellos sueñan. "Quiero una bici", dice Simone, de nueve años. Mientras María y Tamara, de doce y ocho años piden "zapatillas con rueditas y un vestido nuevo".
Algunos padres en situación de calle que viven en hogares transitorios pidieron pasar las fiestas en la casona de Laprida al 2100, acompañando a sus hijos, mientras que otros se los llevarán a casa. "Una vez un papá caminó 80 cuadras para venir a buscar a sus dos hijas", recuerda Saccone. La gran mayoría, sin embargo, tendrá como única familia a los trabajadores de la institución y a unos 25 voluntarios de la Asociación civil Luz y Esperanza que compartirán con ellos Navidad y Año nuevo. "Queremos imitar el ejemplo humanitario de Jesús no sólo en palabras sino en hechos -cuenta Graciela Salcedo, integrante de la agrupación-. Vamos a comer y a pasar el día con ellos para darles afecto, como lo venimos haciendo desde hace seis meses". El equipo está compuesto por personas de entre 12 y 70 años.
Hay niños que no podrán volver con sus familias porque la justicia se lo impide. Han sido víctimas de abusos y maltratos en el seno del hogar por lo que deben permanecer lejos. "Esa es la otra cara de la moneda: los niños abandonados y con profundas heridas emocionales", cuenta Saccone.
Sin embargo algunos de esos jóvenes que nunca se reencontraron con los suyos están forjando un futuro distinto: esta será la última navidad en el Hogar para tres chicas que están a punto de cumplir la mayoría de edad y a la vez convertirse en profesionales. "Llegaron aquí con dos o tres años. Ahora una está por recibirse en administración bancaria y las otras estudian enfermería en la UNR. Van a alquilar un departamento juntas", relata con orgullo una de las trabajadoras mas experimentadas.
Por otra parte, los 53 empleados del lugar ruegan que llegue al Hogar el último subsidio prometido por el gobierno provincial para este año. De otra manera no podrán cobrar su sueldo en diciembre. "Necesitamos recibir el dinero cuanto antes", reclaman.
En vísperas de un año que pronostican difícil por la desaceleración de la economía María Eugenia Saccone reflexiona. "Siempre que hay problemas económicos los que más sufren son los que menos tienen, en especial los niños, y nosotros ya lo estamos viendo".
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