La jueza de instrucción Alejandra Rodenas indagó ayer a Stella Zabaletta, la mujer acusada de provocar el aborto que terminó con la muerte de María Raquel Díaz. La mujer relató que es amiga de la madre y la abuela de la víctima, que nunca había practicado un aborto y que ni siquiera llegó a anestesiarla. De este modo, se descarta que el exceso de anestesia haya sido el motivo de la muerte. La mujer relató que le puso una sonda a la chica de 21 años, y según los informes médicos preliminares, ese conducto pudo haberse infectado. Como consecuencia de esa infección, la joven se broncoaspiró.

La jueza acusó a la mujer de 46 años por aborto agravado por la muerte, con consentimiento de la víctima, lo que constituye una figura excarcelable.

Zabaletta había recibido a María Díaz, de 21 años, en su casa del Fonavi de Grandoli y Gutiérrez. Allí había llegado la joven en busca de ayuda para interrumpir su embarazo de mellizos, de unos 4 meses de gestación. La precariedad de la práctica, realizada con una sonda, determinó el desenlace. Díaz tiene otros dos hijos, que habían quedado en La Carlota, el pueblo del que es oriunda, al cuidado de su abuela.

El de Díaz es el quinto caso de muerte por aborto practicado en condiciones inseguras que se conoce este año en la provincia de Santa Fe. Su deceso pudo evitarse: con una ley que despenalice la práctica, en los hechos prohibitiva sólo para las mujeres que no cuentan con recursos económicos para pagar un aborto seguro en el circuito clandestino. Todas las muertas en la provincia de Santa Fe, y las 100 que mueren anualmente en el país por esta causa, eran jóvenes y pobres.