Jueves, 19 de agosto de 2010 | Hoy
CIUDAD › LE DICTAN FALTA DE MéRITO POR REPRESIóN EN GRAN ROSARIO
Por José Maggi
El juez federal Marcelo Bailaque procesó ayer al ex comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, Ramón Genaro Díaz Bessone por cinco casos de secuestros, torturas y homicidio de militantes del cordón industrial pero le dictó la "falta de mérito" por los mismos casos al ex coronel Rubén Cervera, quien era responsable del Batallón de Arsenales de Fray Luis Beltrán donde se cometieron los hechos. La fiscal federal Mabel Colalongo consideró la resolución como "incomprensible" y adelantó que va a apelar la medida.
"Bailaque lo procesó en esta misma causa a Cervera por el secuestro y las torturas a Manuel Casado ocurridas en el mismo Batallón, pero ahora no lo encuentra responsable por episodios similares ocurridos en el mismo sitio. Y en cambio sí lo cree culpable a su superior Díaz Bessone". Y se preguntó "por qué Bailaque acusa a Díaz Bessone y no a Cervera por los secuestros, torturas y homicidios ocurridos en esa unidad militar, tal vez piensa el señor juez que un grupo de sargentos decidieron asado por medio organizar un centro de torturas en el mismo batallón a espaldas de su jefe militar. Es incomprensible esta falta de mérito".
Para Bailaque "está probado que Cervera fue el jefe del Batallón pero no que tuviera intervención directa en las privaciones ilegales de la libertad, la aplicación de tormentos y la posterior desaparición" de Lina Funes, Rafael Carroza, Oscar Riquelme, Ricardo Camuglia y Ramón Di Fiori. Los cinco casos fueron denunciados por el único sobreviviente Luis Lapisonde, con quienes compartió el cautiverio. Pero el magistrado federal entendió que "si bien no se puede descartar que el cautiverio haya ocurrido dentro de las dependencias del Batallón de Arsenales 121, no se encuentra suficientemente acreditada la participación de Cervera" que paradójicamente era el jefe de la unidad militar, y hasta su superior al mando Díaz Bessone fue procesado por los hechos.
Para Bailaque el hecho de Lapisonde estuviese siempre "vendado", no le permitió ver el lugar donde estaba detenido al que solo pudo relacionar a través del ruido de un portón que era muy particular, y la presencia de varias vías de ferrocarril. En este sentido destacó que la única víctima viva "no pudo ubicar exactamente en lugar en el que fue alojado dentro del batallón".
Este punto es severamente cuestionado por la fiscal Colalongo: "Lapisonde fue secuestrado, encapuchado, torturado, se lo mantuvo clandestino y en secreto. Es decir que fue un víctima del modus operandi del plan criminal. Y ahora le estamos exigiendo más que a otros testigos ya que con similares testimonios se identificaron otros centros de detención".
En su falta de mérito el magistrado federal recordó que "el Ejército destinaba sitios específicos para el alojamiento de personas ilegalmente detenidas que se diferenciaban de los lugares donde funcionaba operativamente la estructura militar en la región (como por ejemplo La Calamita, la Quinta de Funes, la ex Fábrica Militar de Armas Domingo Matheu)".
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