Lejos de anunciar una disminución, Cristina Fernández ratificó ayer ante los principales operadores granarios del país su posición a favor de sostener las retenciones a las exportaciones agropecuarias en los niveles actuales, a una semana de vencer las facultades delegadas. "Estoy dispuesta a discutir, pero con los números en la mesa", advirtió la Presidenta ante el pedido formal "pero elegante" del presidente de la Bolsa de Comercio local. En tren de mencionar cifras, aclaró que el Estado no puede disminuir los derechos de exportación, en parte, por la alta evasión en ganancias. A cada planteo corporativo, CFK respondió con un arsenal de estadísticas y una defensa encendida del modelo económico. En ese marco les recordó a los empresarios que merced a las políticas que se aplican atraviesan una situación de rentabilidad "histórica" y les pidió que se alejen "de la mirada sectorial". Ante el reclamo de obras de infraestructura, Fernández de Kirchner anunció la profundización del dragado de la Hidrovía desde el puerto de Rosario para lo cual se invertirán 100 millones de dólares y la ampliación del Belgrano Cargas mediante una inversión de 2460 millones de dólares.

Invitada para encabezar la celebración del 126º aniversario de la Bolsa de Rosario, la Presidenta llegó al moderno edificio cerealero junto al ministro de Economía, Amado Boudou y al de Agricultura, Julián Domínguez. En la previa se especuló con un posible anuncio presidencial vinculado con rebajas en las retenciones para determinados cultivos o bien para menores escalas. Tal era la expectativa que al llegar CFK al salón principal sólo se escucharon aplausos.

Tras la actuación de Soledad Pastorutti, que entonó una versión "folcklórica" del himno nacional, el anfitrión Cristián Amuchastegui repasó la historia de la entidad, destacó las mejoras del escenario económico y luego hizo los reclamos: desde obras de infraestructura -el Plan Circunvalar y convertir en autovía la AO12- hasta una rebaja "progresiva y programada" de retenciones que "no desfinancie al Estado".

El gobernador Hermes Binner hizo un llamado al diálogo entre todos los actores y los estamentos del Estado "para una Argentina mejor con desarrollo sustentable social y ambiental".

Cristina inició sus cincuenta minutos de exposición con tono amable pero confrontativo. Al pedido de obras de la Bolsa respondió con la autopista a Córdoba que en 2003 era sólo una "ilusión" y ahora está a punto de culminarse. Luego mencionó, sin mayores precisiones el Plan Circunvalar y más tarde la hidrovía y el Belgrano Cargas.

En otro tramo, adelantó que el crecimiento económico de los últimos doce meses se ubicó en el 9 por ciento, "con lo cual completamos el proceso de crecimiento del PBI más sostenido en nuestros 200 años de historia", tras lo cual recordó que no fue fácil sostener durante 2009 en plena recesión a escala mundial.

"Vine a hablar de números, sin slogans ni cliches ante hombres y mujeres de negocios que entienden de números, pero no con una mirada economicista de la realidad", encuadró teóricamente su argumentación la jefa de Estado para defender las retenciones. "Me gusta hablar de frente ante el pedido elegante que hizo el presidente de la Bolsa", agregó.

Al respecto remarcó que "no se trata de un castigo a un sector, sino una decisión de política económica que es parte de un modelo de superávit fiscal, comercial, reservas, tipo de cambio competitivo, tarifas bajas subsidiadas, desendeudamiento y apuesta al mercado interno vía mejoras en el poder adquisitivo de los asalariados". Fue allí que le aclaró a los operadores de granos que no son los que más tributan retenciones sino el sector energético y les enrostró alta evasión en el impuesto a las ganancias e informalidad laboral.

Sobre el final, Fernández de Kirchner aludió al Bicentenario e hizo un llamado a "realizar un balance de nuestros 200 años de historia. Estanos dispuestos a discutir con todos los sectores, pero con responsabilidad. Tenemos que salir de la visión del sector y no cometer los errores de otras etapas históricas cuando se confundió lo ideológico con los intereses económicos. Tenemos la obligación de hablar en serio, con números objetivos para no perder el tren porque tal vez sea la última vez que pasa por nuestra estación".