[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

El sábado se realizará la segunda edición del año de las Danzas Comunitarias por la Paz y los Derechos Humanos, organizada por la agrupación Alfabetas. El coordinador general de la organización, Javier Sosa, apuntó que se trata de "una práctica de paz, de convivencia pacífica e igualitaria". Los participantes comparten bailes que permiten el contacto con el otro, y que pasan por diferentes tipos de música, de diferentes orígenes que se unen en una sola danza. Quienes deseen participar, podrán acercarse este sábado al parque Scalabrini Ortiz, a partir de las 19. La idea es repetir el evento los primeros y terceros sábados de cada mes, durante todo 2011.

Para Alfabetas, la concepción de derechos humanos es "innovadora", y esa característica incluye a las danzas, como una novedad en cuanto a la búsqueda de la paz. La idea tuvo una especie de traslación desde las aulas al espacio público: "Anteriormente, trabajamos en talleres para docentes que comenzaron a plantear esta concepción, que hoy llevamos a la práctica con las danzas que realizamos en el espacio público. En los encuentros la idea era que el pensamiento sobre los derechos humanos fuera más complejo: con la idea de atender el hoy y el mañana", indicó Sosa.

En cuanto al baile como modo de liberación del cuerpo y del contacto con los otros, entra en juego "todo el cuerpo, todos los deseos, poniendo todo lo que uno es, para que se construya en forma colaborativa y grupal y a partir de todos los conocimientos y experiencias que trae cada persona al encuentro".

A comenzar la búsqueda de esta nueva disciplina dentro de los talles de Alfabetas, Sosa comentó: "La discriminación está mal, y yo tengo que tener esta reacción. La metodología de trabajo que llevamos adelante hace que ninguna persona quede pegada a ningún discurso y buscamos crear de manera colectiva la concepción y significado de las cosas". Sosa ejemplificó: "A partir de los encuentros que tenemos, buscamos que el docente no entre al aula a explicar o tratar de enseñar qué es ser gay; sino que plantea el interrogante: ¿ustedes qué piensan? ¿qué pasaría si todos pensáramos así?; y a partir de ahí se empiezan a anotar una serie de puntos que los mismos alumnos van diciendo. Pero no hay nadie que diga esto está bien y esto está mal". De esta manera, se impulsa un trabajo "desde la mayéutica", y se abren una serie de interrogantes que permite que se abran otros más; y se arma una especie de foro dentro de las clases. Es muy productivo el debate abierto", aseguró.