El juez de Instrucción de la Décima Nominación, Alfredo Ivaldi Artacho, ordenó que se realice ayer un operativo de reconstrucción técnica de uno de los ataques de los llamados "locos de la escopeta". Según informaron fuentes policiales, la división Criminalística estuvo al mando del operativo que interrumpió el tránsito sobre avenida 27 de Febrero, en ambas manos, a la altura de su intersección con Pueyrredón. Esa esquina fue donde falleció la niña de 12 años, Florencia Rubino, el sábado 19 de abril de 2003.

La chica viajaba sentada en la primera butaca detrás del chofer, en el interno 16 de la línea 131. Ese día regresaba a su casa luego de reunirse en una heladería de Dorrego y 27 de Febrero con unas amigas de la escuela, cuando recibió un impacto de bala que atravesó la ventanilla del coche.

El pasado 31 de marzo, el juez Ivaldi Artacho dictaminó el procesamiento con prisión preventiva para Lino Bertuzzi de 53 años, por el delito de homicidio calificado agravado por el empleo de arma de fuego en la causa que investiga la muerte de la menor.

Alberto Capella volvió a subirse ayer al coche de la línea 131, en el que no había vuelto a desempeñarse desde la tragedia de aquel sábado de 2003. "No puedo aportar mucho a la causa porque en realidad no ví nada", dijo ayer el chofer, y reconoció que "por unos centímetros los disparos no me dieron a mí: La nena viajaba justo detrás mío".

El chofer nunca olvidará ese día. "Lo primero que hice fue detener el coche y asistir a la nena. Tenía dificultades para respirar, así que la alce en mis brazos y traté de acomodarla para que esté mejor. Ahí me di cuenta de que sangraba mucho por la cabeza y ví un agujero en uno de los costados, fue donde tomé conciencia de que no había sido una piedra, sino un balazo el que la había herido".

El colectivo circulaba por 27 de Febrero en dirección este﷓oeste. Cuando se aproximaba al cruce con calle Rodríguez, prácticamente frente al Club Provincial, se produjo un atentado que desde el primer momento se atribuyó al Loco de la escopeta, protagonista de una saga imparable de ataques que primero tuvieron como blanco frente de comercios y luego vehículos de transporte público. El vidrio de la ventanilla donde iba sentada la chica se hizo añicos y Rubino recibió cuatro postas de plomo en la cabeza, que le provocaron múltiples heridas en el cráneo. Alrededor de las 16, la menor falleció en el hospital Clemente Alvarez.