El vecindario de barrio Moderno, en el oeste de la ciudad, debatió ayer con funcionarios municipales en la Escuela Nº 547, de Saavedra al 6200, en torno al manejo de residuos y sobre el mantenimiento de espacios libres de plagas, roedores sobre todo, luego de que se confirmara que la muerte de un chico de 15 años, ocurrida esta semana, se debió a un cuadro de hantavirus. Y en ese encuentro surgieron voces que denunciaron conductas que atentan contra la sanidad del barrio, como el robo de contenedores de basura para el desguace y venta de su plástico. La chatarrería ilegal que funcionó enfrente de la escuela hasta hace un par de semanas compraba los restos de contenedores birlados al servicio público, aseguraron.

Gonzalo Lencina, padre del adolescente fallecido que se llamaba como él, conmovió a quienes lo escuchaban luego de perder a un hijo en cuestión de horas. Ante las autoridades municipales de Salud, Control de Vectores, Control Urbano y Epidemiología, pidió "una buena campaña en nombre de mi hijo: porque sabemos qué tenemos que hacer contra el dengue, pero el hantavirus está hace tiempo y no tomamos conciencia, seguimos teniendo basurales. Y es tan terrible que en cinco horas le comió todos los órganos a mi hijo".

Lencina y otros vecinos comentaron otros dos casos anteriores de hantavirus, pero desde la Dirección de Promoción y Prevención de la Salud, su titular, Andrea Uboldi, negó registros de otros casos fatales por esta enfermedad. El último ocurrió en 2008, con el deceso de un habitante de las islas.

Entre todos discutieron las condiciones de vida en el barrio y se difundieron consejos para eliminar posibles hábitats que propicien el desarrollo de cualquier clase de ratas.

Analía Chumpitaz, desde Salud Pública municipal, explicó: "La hantavirosis es una enfermedad de muy baja presencia. No tenemos muchos casos por año en Rosario. De todas maneras sí hay casos, y éste es el primero. Pero en esta situación no estamos en situación de brote. Está dentro de lo esperado a esta altura del año en la ciudad y la región". La especialista añadió que el ratón no suele estar en la ciudad. "Es un colilargo que está más en la isla. Sin embargo, todos los roedores pueden transmitir muchas enfermedades y en esta situación la relación de los basurales no es tan directa. El contagio del hantavirus se da a través de la respiración de partículas de material fecal y orina. En general se produce cuando uno barre en un lugar cerrado donde hay orina y materia fecal. De todos modos, los basurales generan una proliferación de roedores que producen muchas enfermedades", señaló.

Dora Reynoso, tía del adolescente fallecido, dijo que su sobrino pudo haber contraído el virus en el barrio o fuera de él. "Ese fin de semana Gonzalo había estado en el Parque Urquiza, porque una abuela vive en Beruti y Cochabamba, también jugaba en el club Las Aguilas de Bella Vista, entrenaba en un campito de Garzón y Seguí. Andaba por varios lados y en cualquiera se puede contagiar. Pero es cierto que esta chatarrería era un basural, y que cuando la mudaron los ratones salieron hacia todo el barrio". La mujer afirmó que el servicio de recolección de residuos se cumple a diario, pero reveló situaciones que perjudican el nivel sanitario del barrio. "Cuando pusieron los contenedores nuevos, en pocos días desaparecieron: los rompían y le vendían el plástico a la chatarrería", aseveró y otros vecinos a su alrededor asintieron. Reynoso también objetó la tarea de cartoneros que llegaban hasta el reducidor que ocupaba el baldío de Barra y Saavedra. "Allí se descartaban de residuos que traían desde la planta de Pérez y se amontonaban ahí. Y era basura que ya en Pérez estaba desde hace un par de días, así que eso juntaba bichos enseguida", describió.