Jueves, 9 de agosto de 2012 | Hoy
CIUDAD › "NI UNA MUERTE MáS"
Por Lorena Panzerini
Quemadas, apuñaladas o baleadas. Así fueron asesinadas hijas, madres y hermanas de quienes marcharon ayer en Rosario para exigir "políticas de prevención" contra la violencia de género y el femicidio. Los nombres de las víctimas retumbaron en cada esquina de calle San Lorenzo, entre Moreno y el Monumento Nacional a la Bandera. Por primera vez, la ciudad fue espacio de encuentro de familiares de víctimas de violencia de género, del que participaron los padres de Wanda Taddei y el papá de Micaela, la nena de 11 años víctima del cuádruple crimen de La Plata. Al final del recorrido, entregaron en el Concejo Municipal un proyecto de ordenanza para que se declare el Estado de Emergencia por Violencia de Género y Sexual. Norma López, María Eugenia Schmuk y Fernanda Gigliani, los esperaban en la puerta. En la reunión previa, que logró la Multisectorial de Mujeres de Rosario, emocionaron los rostros sacudidos por el dolor, pero decididos a luchar para que "no haya una muerta más". "Cuando escucho cada caso, la veo a mi vieja adelante", dijo Macarena, conmovida. Es la hija de Sandra Cabrera, la dirigente de la Asociación de Mujeres Meretrices (AMMAR), asesinada en enero de 2004. Como ella, Marina, la hija de Silvia Suppo, y también familiares de Vanesa Celma, Wanda, Dayana Capacio, Florencia Corvalán, Rosa Silva, Paula Perassi, Daniela Spárvoli y de las cuatro víctimas de la masacre de La Plata caminaron a pasos fuertes con la bandera que pidió "basta de violencia hacia las mujeres".
Antes de la marcha, todos se conocieron en la sede de ATE, en calle San Lorenzo, donde alrededor de una mesa pusieron en común su dolor y su agonía. "La violencia de género está enquistada en todas las sociedades; y creció cuando la mujer se independizó del hombre; pero hay que cambiar esto entre todos, con educación. No será de hoy para mañana", advirtió Jorge Taddei, padre de Wanda. Al mismo tiempo, y después de tres meses de la pérdida de su hija de 17 años, Hugo Capacio, el papá de Dayana -quien fue hallada sin vida en un descampado a 25 kilómetros de Rosario, aseguró: "Hasta hoy me callé, pero no lo hago más. Si el nombre de mi hija sirve para la lucha, aquí estaré".
El mismo dolor manifestaron las hermanas de Vanesa Celma, quien murió el 22 de octubre de 2010, después de agonizar varios días, por las quemaduras. "Tenía más del 30 por ciento quemado. ¿No alcanza para que apresen al culpable?", preguntaron acongojadas, porque la causa está caratulada como "incendio seguido de muerte", en el Juzgado de Instrucción 12º.
Marina, la hija de la ex presa política Silvia Suppo -asesinada en marzo de 2010- exigió la figura del femicidio en el Código Penal: "Mi mamá vivió la violencia de género en plena dictadura, cuando era violada; pero también en democracia. Hay un ensañamiento de los varones con el cuerpo de las mujeres, como mensaje para otras".
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