El juez de Familia Ricardo Dutto autorizó a una niña de diez años a tomar clases de catecismo, una actividad a la que se oponía su padre. El pedido lo hizo la mamá de la nena, que fue bautizada a los cinco meses de edad. "El padre se ha negado a que la niña concurra a las clases de catecismo porque no quiere que su hija pase por una situación fea tal como la que vivió cuando él era pequeño y sus padres lo enviaban a catecismo", arguyó la mujer, quien sostuvo que la nena estaba "angustiada pues desea tomar la comunión con sus compañeros" y lloraba cuando sus compañeros iban a catequesis. La decisión tuvo un dictamen favorable previo de la Defensora General, quien escuchó a la nena.

El juez consideró que "si bien el progenitor que ejerce la tenencia elige el Colegio y al otro le queda la posibilidad de objetar la decisión, en caso de que considere abusiva la elección o que la misma fuere contraria a los intereses de la niña, ello no ha sucedido". Dutto argumentó además que "el punto está en si el derecho de supervisar la educación faculta a co﷓decidir los actos orientados a concretar el desarrollo pleno de una niña en todos los aspectos de su formación".

Dutto rememora tratados internacionales con jerarquía constitucional, para concluir que "la jurisprudencia se ha inclinado por la estabilidad o continuidad cuando el niño ha sido iniciado en una religión determinada con acuerdo de ambos progenitores, es razonable continuar ese camino. El cambio abrupto debería tener alguna justificación muy clara y poderosa". Por eso, autorizó que la nena vaya a catecismo.