La Municipalidad y la provincia deberán pagarle 130 mil pesos a la familia de Alan Perals, el chico de siete años que en julio de 2002 falleció tras caer en un entubamiento del arroyo Ludueña, en una de las bocas ubicadas en Chaco y Olivé. El fallo del tribunal colegiado de responsabilidad extracontractual Nº 2 cuyos integrantes son Alejandro Martín, Víctor Juan Moneta y Delfina Domínguez, revierte un dictamen anterior de primera instancia. Es que en el juzgado penal correccional Nº 1, el trámite terminó con el archivo del expediente por no hallar responsable de la muerte del menor.

Entre los puntos más salientes del fallo se destaca el párrafo en que los jueces señalan que "resulta válido, conveniente y muy favorable que municipalidad y provincia se atribuyan la realización de las obras necesarias para mejorar la calidad de vida de la población".

En rigor, tanto el gobierno municipal como el provincial se cruzaron acusándose mutuamente por la responsabilidad ante el accidente.

El accidente ocurrió el 9 de julio de 2002, cuando en horas del mediodía Alan jugaba junto a su amigo Daniel y, resbaló en el borde de un espigón de cemento que se encuentra en la boca del entubamiento del arroyo Ludueña a la altura de Chaco y Olivé. Esto desató una desesperada búsqueda con la participación de varias dotaciones de Bomberos, personal de Prefectura Naval Argentina y Defensa Civil de la Municipalidad, además de la intervención solidaria de los vecinos de la zona. La empresa Aguas Provinciales aportó un módulo desobstructor que fue introducido dentro del entubamiento, y un camión de videoinspección, un vehículo con un trípode y un arnés por el que bajan a los buzos.

Tras varios días de intensos rastrillajes las esperanzas de encontrar al menor con vida se diluyeron. Finalmente, el cadáver de Alan apareció dieciocho días más tarde en el entubamiento bajo la calle Olivé, a diez cuadras del lugar del accidente. El rescate se produjo en Olivé al 1500, donde unos 15 socorristas trabajaron durante varios días en la limpieza del canal. Los socorristas descendían unos cinco metros y se abocaban a enviar a la superficie la gran cantidad de basura que se atasca en la tubería, que tiene unos 4,10 metros de diámetro.

Los familiares del nene, que desde su desaparición hacían guardia junto a la desembocadura del Ludueña, no presenciaron el rescate pero reconocieron el cuerpo del menor.

En su momento, el debate se centró en la falta de elementos de las diferentes reparticiones que participaron del operativo. Pese a que la Justicia no había encontrado culpables en una primera instancia, el fallo que se conoce ayer revierte la decisión anterior y plantea la responsabilidad compartida entre el municipio y el gobierno provincial.