Domingo, 30 de marzo de 2014 | Hoy
CIUDAD › LOS DETALLES DE LA SALVAJE GOLPIZA QUE TERMINó CON LA VIDA DE DAVID MOREYRA.
Los testimonios son escasos. En el barrio Azcuénaga se impone el silencio alrededor de los posibles responsables de la muerte del joven acusado de un robo. Desde el club le negaron a Rosario/12 que los agresores hayan salido de ahí.
Por José Maggi
David Moreyra estuvo tirado más de una hora en el pavimento antes que llegara la policía, y muchos que pasaban le pegaban, lo pateaban, uno de un auto le pegó un portazo, otro lo pateó con unos botines con punteras, y hasta un flaco lo pasó con su moto por arriba. El relato escabroso, resulta ser sólo una parte de la tortura a la que fue sometido el chico de 18 años, que momentos antes, junto a un cómplice, le arrebató la cartera a una joven en la esquina de Marcos Paz y Liniers. Rosario/12 reconstruyó en pleno barrio Azcuénaga, ese trágico momento en el que el joven quedó a merced del desprecio y la violencia desenfrenada, para luego dejar de existir en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez.
Según la reconstrucción que pudo hacer este diario, todo comenzó alrededor de las 16.45 con el arrebato y la fuga de los dos jóvenes a bordo de un moto 125 centímetros cúbicos marca Guerrero color roja, en contramano por calle Liniers, en dirección a San Luis. Allí se produjo un encontronazo con un utilitario color clarito, al que algunos identifican como un Fiat Fiorino color blanca, para algunos un choque fortuito y para otros intencional para evitar la huída del dúo.
Luego del golpe sobrevino la huída. Mientras su compañero corrió por Marcos Paz en dirección a Teniente Agnetta, David lo hizo con rumbo hacia Larrea. La decisión resultó fatal: Aturdido por el choque y tal vez lesionado, se encontró de frente con dos grupos que vestían la camiseta de Rosario Central. Ese día, el club de Arroyito jugaba de local y el partido se disputaba a las 19. Muchos jóvenes del barrio se habían reunido a "hacer la previa" en el club Amistad y Unión, de Marcos Paz entre Liniers y Larrea, mientras un segundo grupo estaba sentado como habitualmente lo hace en la esquina de Larrea y Marcos Paz, disfrutando de una "birra" económica: "Dos por 21 pesos helada" como reza el cartel de un kiosko ubicado a metros de esa esquina.
Los gritos de la joven mujer que caminaba con su chiquita en los brazos y con solo un bolso pañalero colgado de su brazo, hizo reaccionar al grupo.
Desde el propio club se esforzaron ayer en negar que haya estado abierto y que desde allí haya salido el grupo agresor. Prefirieron mirar para la esquina al momento donde paran los pibes a "cervecear". Sin embargo varios vecinos confirmaron la hipótesis anterior. "Abren cuando hay partido porque venden bebida a los que llegan a 'hacer la previa', a vos te dicen que estaba cerrado, porque tienen miedo a que la familia del pibe muerto tome represalias", definió un conocedor de la vida del barrio.
En tanto los dueños del kiosko de Larrea entre Marcos Paz y Rioja, prefieron apuntar hacia el prontuario del chico asesinado, antes que repudiar el linchamiento: "Tenía más de veinte causas, pregunten pregunten, ahora dicen que era un santito y apareció con un arma en una foto del facebook" aseguraron a dúo, la comerciante junto a su esposo y una cliente ocasional que también se mostro más preocupada por la inseguridad del arrebato, que por la sensación que genera el asesinato colectivo y el ensañamiento sobre un pibe moribundo. Y el pacto de silencio que se firmó esa mimsa tarde para tapar el brutal crimen.
"Consiganme un país donde pueda salir a la calle en paz y me voy a vivir" alcanzo a decir la dueña del minimarket al tiempo que este cronsita dejaba su comercio, pensando si un lugar donde linchan a una persona no es más inseguro que uno donde te arrebatan al cartera.
Sin embargo ante la consulta de este diario el comisario Alberto Godoy, jefe de la seccional 14, negó de plano la existencia de prontuario alguno en la vida de Moreyra. "No tiene antecedentes" confirmó el jefe policial.
"La impunidad alienta la repetición del delito", dice Eduardo Galeano desde un posteo de un face colgado por una vecina que participa del grupo Indignados Barrio Azcuénaga, como si la misma frase no alcanzara al homicidio. Es que según aseguró un abogado penalista de Azcuénaga, en esa esquina ya habían golpeado hasta casi matarlo a otro ladrón. "Fue hace como dos años y no pasó nada. Nunca más se supo, pero fue muy parecido, los vecinos lo golpearon hasta que llegó la policia y se lo llevó medio muerto".
En rigor con solo googlear el tema, aparecen varios casos: uno ocurrido en julio de 2013 con dos jóvenes que escapaban de la policía en moto y chocaron, quedando a merced de la bronca de un grupo de vecinos.
De todos modos registros de lo ocurrido no le fatarán al fiscal Florentino Malaponte: en la ochava norte de Marcos Paz y Liniers, puntualmente en la casa que tiene el número 990 sobre esta última calle, la propiedad tiene dos cámaras de seguridad que si bien vigilan celosamente esa vereda, pudieron haber captado distintos movimientos. Pero sin dudas el testimonio de los habitantes de esta vivienda puede resultar más que útil ya que la fotografía que circula en los medios de prensa y las redes sociales, donde aparece Moreyra tirado al costado de la moto, parece haber sido tomada por el ángulo y la dirección, desde esa propiedad.
Pero mucho más interesantes podrían ser las imágenes captadas por otra cámara de seguridad ubicada sobre el 929 de Liniers. Sobre la terraza en el frente de una propiedad enrejada, se puede ver una pequeña cámara que mira en dirección a la esquina donde tuvieron lugar los brutales maltratos a Moreyra.
Entre las reacciones de esa violenta jornada, un vecino recordó a un hombre de unos 50 años, que pasó en un Palio gris con su esposa y dos hijos adolescentes. "¿Qué pasó?" preguntó. "Un chico que robó y esta lastimado, pero vivo" le contestaron. "¿Y no podemos hacer algo para que deje de respirar?", pregunto antes de retirarse.
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