La cúpula de la brigada antinarcóticos rosarina fue descabezada, horas después de que su sede fuese allanada por orden federal. Siete hombres, entre ellos sus jefe el comisario Juan José Castañeda, dejaron de formar parte de la Brigada Operativa Departamental, que funciona en Dorrego y Salta, algunos por pedidos de pase y otros por traslados forzados. "Es que Castañeda se sintió objetado por no haber sido convocado a participar en los últimos operativos realizados en su zona, y pidió su pase" explicó Ana Viglione, secretaria de Delitos Complejos, tratando de bajarle el tono a la medida que promete polémica, por la sospecha marcada de connivencia de la estructura local antidrogas en la última banda desarticulada: la comandada por Walter Rivero. La operación se estructuró con 30 allamientos a puntos de venta y distribución, pero se completó el jueves con una decena de allanamientos a dependencias policiales. Entre ellas la sección que funciona en los altos de la comisaría 3, y que podría haberle vendido el "piso" necesario para funcionar sin problemas. Sin dudas las escuchas en poder del fiscal federal Marcelo Di Giovanni aportarán más datos sobre la connivencia.

"Siempre convocamos para los operativos a policías ajenos a la jurisdicción, y esto no debe implicar una acusación, sino simplemente cautela y reserva en la acción sorpresiva. Pero Castañeda no lo toleró y pidió su traslado, es algo que decidió" explicó Viglione, tratando de alivianarle la carga al jefe sobre el que dijo no tener mayores objeciones.

La secretaria de Delitos Complejos dijo que "se darán pases en toda la provincia. En Rosario hubo pases en la Brigada Operativa, donde se fueron cinco efectivos y en la dirección de Inteligencia, otros dos. Pero la brigada rosarina queda a cargo de un policía Figueredo que trabaja allí".

"Tenemos gente nueva que entrará en reemplazo de estos agentes y que surgen de una nueva manera de incorporar personal que implementó la provincia. Queremos ir institucionalizando este nuevo método de incorporación que prevé estudios de legajos y entrevistas personales. Estamos reconfigurando Drogas Peligrosas", amplió Viglione sobre la estructura de esa área a partir de los cambios que ahora deberá autorizar el jefe de la Policía provincial, Omar Odriozola.

Al momento de evaluar Viglione dijo que "el trabajo de Castañeda no ha sido malo, con sus hombres pudieron cumplir con algunos objetivos que fueron investigaciones interesantes como La Tablada, y otros en allanamientos simultáneos, pero también es cierto que se cumplen etapas, y hoy Castañeda no tiene ganas de seguir".

"Entiendo que para un jefe de sección que ha sido difícil no haber sido convocado cuando los allanamientos son en su propio territorio. Lo que paso es que usamos brigadas de Casilda, de Santa Fe y Villa Constitución, tal como hicimos otras veces. Hay jefes que lo toman con naturalidad y otros que no. Hoy no tengo motivos de sospecha sobre este jefe, pero no implica que la justicia pueda darme esos motivos a futuro. Pero hoy no los tengo", concluyó Viglione.

La orden de allanar una decena de dependencias policiales de la provincia que impartió el juez Carlos Vera Barros fue concretada por personal de Delitos Complejos, de la propia Dirección de Drogas, de la dirección de Trata de Personas, agentes de las TOE, y una veintena de gendarmes. Además de la Brigada Operativa, los allanamientos alcanzaron a la sede del Comando Radioeléctrico, la del sistema de emergencias 911, las comisarías 13 y 15 de Rosario, la 27ª de Arroyo Seco, la 4ª de Fray Luis Beltrán, la 2ª de Capitán Bermúdez, y la Inspección de Zona de Pérez.