Martes, 24 de marzo de 2015 | Hoy
CIUDAD › A UN AñO DEL LINCHAMIENTO DE DAVID MOREIRA, HABLA UN VECINO DE BARRIO AZCUéNAGA.
Marcelo Ramírez vive en la zona de Marcos Paz y Liniers, y hace un año vió -junto a su hijo de 11- cómo un grupo de personas golpeó a David hasta la muerte tras ser acusado de un robo en el barrio. "A un comerciante que quiso intervenir lo golpearon también".
Por José Maggi
A un año del linchamiento de David Moreira, un vecino de barrio Azcuénaga, aceptó hablar con Rosario/12 sobre los hechos que terminaron con la vida del joven de 18 años. Parado al lado de su hijo de once años, Marcelo Ramírez, que vive en Marcos Paz entre Liniers y Larrea, asistió al brutal episodio que en aquel momento recorrió el país. A pesar de haber frenado a un muchacho que había levantado una gran piedra sobre su cabeza para golpear a David en el piso, se lamenta de no haber intervenido para frenar la golpiza. "A una primera turba que le pega, se sumaron tipos grandes de todas las edades incluso mujeres, que no sólo le pegan y lo hacen caer al suelo, sino que cuando cae le vuelven a pegar de una manera terrible. Estando casi exánime su cuerpo, con una respiración que se notaba que era muy dificultosa porque se le inflamaba el pecho, muchas personas iban y le pegaban igual en el suelo", relató. Ramírez reflexiona que "David era un hijo de nuestras desgracias, un pibe nacido en los noventa, al que el Estado abandonó entonces y ahora. No lo educó, no preservó su integridad física con la policía que demoró más de media hora y menos aún lo asistió en la emergencia, porque la ambulancia demoró una hora y media".
-¿Cómo fueron los hechos?
-Ese día marcó mucho mi vida porque fue ver en primera persona, algo que encontramos en los libros de historia del siglo XIV, que es un linchamiento, algo que no creía que pudiera existir en estos días. Creo que hubo una psicosis que fue la que indujo que unos chicos de 20 años que estaban en la esquina, haciendo la previa para ir a la cancha, se encuentren de golpe con una mujer que grita que la habían robado, y se encuentran de frente con el ladrón, al que empiezan a correr hasta agarrarlo y pegarle.
-¿Cómo fue la golpiza?
-A David no le pegan una vez sino dos veces, la primera cuando lo agarran los chicos, le pegan excesivamente hasta que David queda sentado en la vereda, apoyado contra una planta, a metros de la esquina de Liniers.
-¿Cómo lo viste?
-Lo ví bien, estuvo sentado 15, 20 minutos hasta que David toma esa absurda decisión de querer escaparse en medio de 300 o 400 personas, que había ahí, algunos del barrio y otros curiosos que pasaban. Cuando intenta irse lo vuelven a agarrar, y es cuando le dan la peor paliza que yo vi, desgraciadamente junto a mi hijo que tenía once años. Mi hijo y otros chicos del barrio tuvieron la desafortunada ocasión de ver todo esto, de ver cómo gente un poco mayor que ellos, porque entre David y los pibes que le pegaron no había más que un par de años, mataban a una persona.
-¿Quiénes le dan los golpes mortales?
-Después de que se quiso escapar, lo golpearon y lo arrastraron hasta la esquina de Liniers, que es la posición que se ve en la foto. A esta primera turba que le pega, se sumaron tipos grandes de todas las edades incluso mujeres, que no sólo pegan y lo hacen caer al suelo, sino que cuando cae le vuelven a pegar de una manera terrible. Estando casi exánime su cuerpo, con una respiración que se notaba que era muy dificultosa porque se le inflamaba el pecho, muchas personas iban y le pegaban igual en el suelo. Lo peor es que pensemos como sociedad que las cosas se pueden solucionar de esa manera como lo hacían en el lejano oeste, con la ley del más fuerte, del que tiene las mejores posibilidades.
-¿Por qué lo decís?
-David por su edad es un chico que nació en la década de los noventa, esa maldita época que marcó que muchos pibes nacieran con esa desprotección. David fue desprotegido por el Estado cuando nació, cuando debió ser educado y después lo desprotegió la policía que nunca llegó, porque si hubiese venido cuando la llamaron, en los veinte minutos previos a la paliza fatal, David estaría vivo. Peor aun, cuando le pegan por segunda vez a David, el estado vuelve a joderlo, porque la ambulancia que debió atenderlo, llego más de una hora y media después. Durante todo este tiempo, tanto mi hijo como otros tantos chicos de ocho, diez, doce años, vieron eso de manera natural.
-¿Tu hijo te preguntó algo alguna vez sobre este hecho? Volviste a hablar sobre el tema?
-Sufrí toda esta situación a la par de mi hijo porque cuando le pegaban tenía un susto tremendo. Sufrí porque mi hijo lloraba y sufrí porque le estaban pegando a David. Y es algo que le pasó a muchos vecinos, no todos creían que esa paliza salvaje era el remedio para esto. Y sufrí el momento en que mi hijo me preguntó si eso era lo que se debía hacer. Me costó explicarle que era el estado el encargado de cumplir ese rol. Que era la policía la que debía llegar al lugar y una vez cometido el delito llevarlo detenido, y que debe ser la justicia la que debe condenarlo si es necesario. Y no que sean las personas las que lo hagan con sus manos.
-¿Dónde estaban los jóvenes de ese grupo que frena la primer huída de David?
-Estaban en la esquina de Marcos Paz y Larrea, tomando una cerveza que compran en un kiosko que esta ahí nomás, haciendo la previa del partido que jugaba Central ese día, tal como lo hacen muchos pibes. Los chicos son del barrio y varios de ellos van al club Amistad y Unión, pero esto pasó a las cuatro de la tarde y estaba cerrado. El club abre a las seis.
-¿Conocés a los que le pegaron por segunda vez?
-No puedo decirlo, porque entre mi propia conmoción y la de mi hijo, que quería volver a casa, hay cosas que me perdí. Pero de mis vecinos más inmediatos, ninguno le pegó. A los que le pegaron los desconozco. A muchos pibes los ubico por la cara del mismo barrio, pero no se quienes son por nombre. Solo recuerdo que pare a uno que quería pegarle con una piedra grande que había subido sobre su cabeza con ambas manos.
-¿Volviste a pensar en la escena final?
-Sí, cuando David quedó tirado en el suelo había gente que pasaba en vehículo y paraba y preguntaba quá había pasado, ahí mismo en el piso le seguían pegando incluso delante de la misma policía. Es una vergüenza: porque la policía llegó al lugar, se pidieron una coca en una granja que esta por Liniers, y se quedaron parados ahí. Yo mismo pedí la ambulancia al igual que otros vecinos pero demoraron una hora y media. Si la policía demora media hora en venir y la ambulancia una hora y media, me parece que todos estamos desprotegidos
-¿Es gente del barrio o de otro lugar la que pegaba al pasar?
-Es gente que pasaba ocasionalmente.
-¿Recordás algún golpe en especial?
-No, todo fue brutal. Ni siquiera me animé a mirar los videos porque me parece espantoso. Sé que le pegaron patadas en el suelo, patadas en la cabeza, una cosa terrible. Me quedó grabada la reacción que tuvo un vecino, que intentó pararlos y que por poco lo terminan casi linchando a él. Entonces también creo que fue eso lo que condicionó a reaccionar. Todavía siento una culpa por no haber intervenido y haber hecho algo.
-¿Qué les dijo el vecino a los golpeadores?
-Que dejen de pegarle. Y los mismos vecinos que van y le compran todos los días en su granja, le dijeron 'metete en tu casa porque el próximo sos vos. Por qué tenés que defender a un choro, a un negro de mierda'. Es decir todas las cosas que se dicen porque las consumimos en los medios de comunicación. Por eso me arrepiento de no haber intervenido y tratado de proteger a David, pero no lo hice y lo voy a llevar en mi cabeza por mucho tiempo.
-¿Cómo procesaron tus vecinos este episodio?
-Hay una división en el barrio, creo que hay una cosa exacerbada. En las redes sociales había gente que publicaba cosas tremendas. Y eso estigmatiza y pone en un concepto a la gente del barrio, cosa que no es así, la mayoría es gente tranquila y laburante. De los vecinos de mi cuadra, no hay ni uno solo que le haya pegado. Después cuando lo hablás, muchos estaban en el mismo lugar que yo, preguntándose cómo no hicimos algo para proteger a este chico. Sin embargo, del otro lado hay tipos que creen que la violencia que engendra más violencia es el único remedio para mejorar las cosas, y disiento totalmente sobre eso. Creo que hay una división sobre los mismos integrantes del barrio y que se habla poco del tema. Cuando hubo marchas para tratar de defender la postura de los dos chicos detenidos, no había mucha gente del barrio, salvo algunos vecinos inmediatos de esas familias. En las marchas eran mayoría de gente que venían de otros lugares.
-¿Decís que el barrio está partido, pero son más lo que piensan que estuvo bien o mayoría los que dicen que obraron mal?
-Lamentablemente creo que son mayoría los que piensan que hicieron bien en golpear a David.
-¿Creés que puede volver a pasar algo así en tu barrio?
-Creo que no va a volver a pasar con la misma brutalidad. Estoy convencido porque no me voy a volver a arrepentir de nuevo, prefiero que me peguen a mí, pero no voy a permitir que delante mío pase una cosa así. Porque David era un hijo nuestro, un hijo de nuestras desgracias, de los malos momentos que vivimos en Argentina.
-¿Conoces a alguno de los dos detenidos por el crimen?
-Sí, a uno de ellos a quien vi por el barrio muy desmejorado de salud. Parece otra persona.
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