El arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, evitó ayer condenar antes del juicio al ex capellán policial Eugenio Zitelli. También aseguró que la Iglesia tiene abiertos sus archivos ante el pedido de los jueces y al momento de medir responsabilidades sobre lo ocurrido en la dictadura militar, repartió culpas "entre todos los cristianos que derramaron sangre: militares y guerrilleros como los que mataron a Rucci". Y por si fuera poco exigió "reconciliación y reencuentro".

--Zitelli está está siendo juzgado por su rol en el Servicio de Informaciones. En Rosario hay organismos de derechos humanos que están pidiendo la apertura de los archivos que tiene la Iglesia para echar luz sobre estos casos. ¿Qué piensa de este pedido y del caso Zitelli?-, le preguntó este cronista.

--La Iglesia ha sido respetuosa de todas las instancias judiciales, y este es un delito que necesita ser juzgado más allá de quien lo haya cometido, quiero decir con un juicio objetivo con derecho a defensa. Con respecto a los archivos, la Conferencia Episcopal Argentina ha puesto a disposición de los jueces toda la documentación cuando lo pidan. Nunca se ha negado información, por el contrario se ha facilitado siempre lo que estaba en nuestros archivos ante un pedido judicial.

--¿Cree que la Iglesia argentina ha hecho un mea culpa sobre su rol en la dictadura?

¿Qué es la Iglesia? Si es la Iglesia jerárquica, los obispos por ejemplo, habría que leer "Iglesia y democracia" que recopila los documentos del Episcopado de los años 1976/77 en los que se condenan la tortura y la desaparición de personas. La verdad es que cuando muchos callaban, la Iglesia levantó su voz. En esa época nefasta de la Argentina hubo mucha sangre y la derramaron militares en nombre de la civilización occidental y cristiana pero también guerrilleros. Hubo revolucionarios que no respetaron la voluntad popular, cuando el pueblo votó por el 64 por ciento por Perón presidente, y luego de eso asesinaron a José Ignacio Rucci. Y los que lo mataron eran cristianos porque eran montoneros que habían nacido de diferentes grupos católicos. Así que tenemos que pedir perdón por todas las culpas y por todos los pecados.

--Eso suena como teoría de los demonios: hubo sangre de los dos lados, son los dos culpables...

--No, yo hablo de hechos, no de teoría, el ser humano es sagrado y eso eso un crimen, y no agrada a Dios.

--Pero cuando hubo una capellán como Zitelli que recorría con su sotana un centro de torturas, tolerando la tortura para obtener información, me parece muy grave. Me gustaría escuchar a un arzobispo que condene estas actitudes.

--Quiero ser respetuoso con todos, no quiero defender a nadie pero menos condenarlo antes de tiempo. Porque en democracia alguien es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Lo digo sinceramente, me interesa la verdad pero toda la verdad, y el bien, y también buscar en base a lo que nos ha pasado, todo el dolor, para que podamos dar el paso al reencuentro, a la reconciliación porque si no nos quedamos con el odio. "Máxima justicia, máxima crueldad", es un dicho antiguo. Hoy tenemos que tener lugar para la reconciliación y el reencuentro.

--Ayudaría a la reconciliación y el reencuentro poder recuperar a los centenares de chicos apropiados y los cuerpos de otros tantos militantes desaparecidos.

Estoy de acuerdo con eso, no quiero declarar a algunos inocentes o tapar las cosas.

Otro tema. ¿Está molesto con la empresa Cablevisión por el cambio de una señal cristiana?

--Es que teníamos el canal EWTN que es una señal que forma conciencia cristiana, que entretiene y cubre además la vida del Papa, y por una cuestión técnica cambió de analógico a digital y dejó de aparecer en forma gratuita. Hoy el que quiera verla tiene que pagar un costo más grande y poner un decodificador, una cuestión engorrosa que perjudica a una televisión pluralista donde se puedan escuchar distintos relatos y voces, con lo cual el televidente puede formarse opinión. Le enviamos una carta a Cablevisión y esperamos respuesta.