Lunes, 16 de noviembre de 2015 | Hoy
CIUDAD › A UN AñO DEL ASESINATO DE NORMA BUSTOS, NO ENCUENTRAN A LOS RESPONSABLES.
A la madre de Lucas Espina la mataron a balazos, el 20 de noviembre del año pasado, en su casa de barrio Tablada. Antes, en enero de 2013, habían ultimado a su hijo. La lucha contra los Damario, a quienes acusaba, le costó la vida.
Por Lorena Panzerini
Cuando fue asesinada, el 20 de noviembre de 2014, Norma Virginia Bustos ya había declarado tres veces en la causa judicial por el homicidio de su único hijo, Lucas Espina, y pasaba los días buscando testigos para llevarlos a la Justicia. La mujer de 55 años denunció a los presuntos narcos de barrio Tablada, donde vivía y donde mataron al muchacho. Ya en 2008 había pedido ayuda a los medios de comunicación para frenar a las bandas de la zona. La madrugada del 27 de enero de 2013, Lucas, de 26 años, fue acribillado con una ametralladora a metros de su casa. Esclarecer el hecho se convirtió en el motivo de vida de Norma. Su padre murió en medio de esa tristeza al día siguiente del crimen de su nieto; y su esposo falleció poco después, a causa de una enfermedad. A Norma, las balas la alcanzaron poco después, mientras trabajaba en su kiosco y luchaba casi en soledad, en el reclamo de justicia. En el Centro de Asistencia Judicial (CAJ), la veían a diario y desde allí la acompañaron en el derrotero judicial. Aunque le ofrecieron protección, ella se negaba: no quería alejarse del barrio; allí podía encontrar más testigos. Desde el primer momento, los vecinos hablaron de una venganza narco. En el antiguo sistema penal, los hermanos Milton y José Damario están siendo juzgados por la muerte de Lucas, en medio de amenazas a testigos claves.
A un año del crimen que conmovió a otras madres que buscan Justicia, la causa que hasta hace poco estuvo a cargo del fiscal Ademar Bianchini no tiene detenidos. Ahora, la investigación fue retomada por Marisol Fabbro, quien tiene medidas en marcha.
Tres tiros desde la ventana del kiosco, alcanzaron para terminar con una vida y un reclamo de justicia. Un muchacho se acercó, le pidió cigarrillos y disparó. Luego se subió a una moto, donde otro lo esperaba, y huyeron. Norma no tenía más familia en la ciudad. Hoy nadie hace marchas por su muerte.
"En el momento que mataron a mi hijo, me mataron a mí. ¿Qué más me puede pasar?", dijo en una oportunidad al diario La Capital. Esa misma frase repetía en los pasillos del Tribunal. Es que Norma no dejó de protestar y se animó a denunciar a los hermanos Damario, vecinos del barrio, que están presos. Milton está vinculado (junto a Luis "Pollo" Bassi) en homicidios como el de Juan Pablo Colasso, en Villa Gobernador Gálvez; y el de Claudio "Pájaro" Cantero, el ex líder de la banda Los Monos.
En la causa que investiga la muerte de Lucas, varios testimonios apuntan a que "todos saben" sobre la autoría de su crimen. Y en el barrio se comenta que el crimen de Norma no fue casualidad. De la investigación, surge que a Lucas lo mataron mientras tomaba cerveza con otros tres amigos, de los cuales dos resultaron heridos. También se dijo que las balas no eran para él, sino para un chico de nombre Joel, enfrentado desde hacía tiempo con los Damario.
La lucha acercó a Norma hasta el CAJ, que hasta hace unos meses quedaba a una cuadra del Tribunal. Allí la asistieron desde el primer momento: abogados, psicóloga y una asistente social fueron su sostén durante buena parte de su lucha. Los problemas económicos crecieron cuando se quedó sola, y desde allí le ayudaron a retomar la producción de pre-pizzas (que antes hacía con Lucas), hasta que salió la posibilidad de poner un kiosco en su barrio, que creció en pocos meses. Según recordaron, la mujer nunca refirió haber sufrido amenazas, aunque siempre sospechó que algo podía pasarle. "Van a venir por mí", decía. Pese a la insistencia del CAJ por protegerla, ella se negaba. No quería moverse del barrio porque ahí es donde los vecinos le acercaban información y se iban animando a hablar. Su muerte golpeó fuerte al equipo que la ayudó y acompañó en cada paso dentro de los pasillos del Tribunal. Tras ello, desde el CAJ intentaron contactar, sin suerte, a familiares de la mujer que aparentemente residen en Buenos Aires.
El hecho
Las balas que alcanzaron a Norma, en su kiosco de Pavón al 4600, le impactaron en el rostro, el cuello y el tórax, apenas se dio vuelta con el paquete de cigarrillos en la mano, que le solicitó un hombre desde el lado de afuera de la ventana por donde atendía a los clientes. En los inicios de la investigación, el fiscal Bianchini dijo no tener elementos que vincularan la muerte de la mujer con el ataque que terminó con la vida de su hijo y el juicio contra los Damario.
Del derrotero de Norma en Tribunales quedaron tres testimonios fechados en enero, marzo y mayo de 2013. La mujer relató que el 27 de enero de 2013, estaba acostada mirando una serie con su esposo, pasada la 1 de madrugada, cuando escuchó una ráfaga de disparos y salió a la calle apenas vestida. Cuando llegó a la esquina vio a su hijo tirado en el suelo, ensangrentado. Según relató tenía un orificio de bala en el cráneo, donde -expresó- "entraba un dedo" suyo. En esas declaraciones menciona desde el primer momento a los Damario.
Amenazas
Durante las declaraciones en la investigación por la muerte de Lucas, que está radicada en el antiguo sistema penal -por lo que el juicio es escrito- un testigo se desdijo el mes pasado. Se trata de uno de los sobrevivientes del ataque que terminó con la vida de Lucas. En exposiciones previas, el muchacho señaló a los hermanos Damario como autores del hecho, y brindó detalles minuciosos sobre el crimen; pero cuando fue citado por el juzgado de Sentencia Nº 5, que lleva adelante el juicio escrito, dijo recordar "muy poco; casi nada" sobre el episodio; y acusó a Norma Bustos de presionarlo para acusar a los Damario. Días después, el muchacho se presentó ante el fiscal Luis Schiappa Pietra y contó que la noche anterior dos personas se le acercaron en la calle, mientras él se dirigía a un kiosco y le dijeron lo que debía decir en el Juzgado. Esas amenazas fueron denunciadas al Ministerio Público de la Acusación, y son investigadas por el fiscal David Carizza. Tras ello, el joven ratificó sus dichos anteriores, los que incriminaban a los Damario.
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