Domingo, 27 de marzo de 2016 | Hoy
CIUDAD › EXPERIENCIAS QUE BUSCAN COMBATIR EL AUMENTO DE PRECIOS Y GENERAR CAMBIOS EN EL CONSUMO.
A pesar de la inflación las demandas continúan y las ofertas del comercio tradicional aprovechan para aplicar su especulación. Pero hay otras propuestas. La Misión Anti Inflación, el Mercado Popular de la CTEP y la Cooperativa de Mercado Solidario.
Por Martín Stoianovich
Ajuste e inflación. Dos conceptos inherentes a la economía capitalista. Porque es una economía que no busca satisfacer las necesidades de la sociedad, sino que a través de esas mismas necesidades especula para satisfacerlas pero a un precio que priorice la rentabilidad y el excedente de quienes la manejan. Por estos tiempos, sobre todo a partir de las recientes políticas económicas del gobierno nacional, se prevé un contexto de ajuste e inflación a nivel nacional que ya comienza a afectar principalmente a pequeños y medianos productores pero también al consumidor. Ante este panorama, vale la pena destacar experiencias que buscan, por distintos caminos, disminuir el duro impacto del aumento desmedido de precios o asimismo forjar alternativas para pensar la economía independientemente de los procesos capitalistas.
A nivel local son muchas las experiencias. Tres de ellas son la Misión Anti Inflación del Partido de Ciudad Futura, el Mercado Popular de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), y la Cooperativa de Mercado Solidario integrante de la Red de Comercio Justo del Litoral.
Misión Anti Inflación
Este proyecto de Ciudad Futura se puso en marcha en octubre de 2014 buscando principalmente alivianar los gastos del ciudadano en la canasta básica familiar, principalmente alimentos y productos de higiene personal. Su objetivo es generar una red de abastecimiento en el cual se fortalezca el lazo directo entre productores y consumidores y evitar así los eslabones especulativos de las cadenas de comercialización. Pero la canasta básica también requiere de productos que por distintos motivos son concentrados por grandes empresas, por lo cual también la Misión Anti Inflación integra productos de marcas reconocidas.
Su funcionamiento se basa en la organización de círculos de tres a cinco hogares, que nombran a un coordinador que será el nexo con la red. A través del sitio web del proyecto, los usuarios hacen pedidos y una vez que abonan se realiza una compra colectiva. Luego se fija lugar y fecha de distribución, y finalmente los coordinadores de cada círculo buscan la mercadería y la reparten entre sus miembros. Caren Tepp, concejala del partido y referente de la Misión Anti Inflación, cuenta que de febrero a marzo se sumaron 150 nuevas familias al proyecto y que se espera que esta alza continúe. "Este nuevo clima de ajuste va afectando a la familia", dice Tepp relacionando este proceso a los primeros cimbronazos de las políticas económicas a nivel nacional.
"Es la decisión de la gente de empezar a buscar alternativas al consumo que permitan mejorar la situación y resolver el ataque al salario de los distintos sectores de la sociedad", analiza Tepp en este sentido. Pero a su vez, destaca que no sólo se busca un mejor precio para el consumidor sino también un beneficio para los productores. La Misión trabaja con productos de empresas familiares y recuperadas, de productores autogestivos, pero también con distribuidoras para aquellos productos que concentran las grandes marcas.
"Entre enero y febrero la inflación fue del 4,2 por ciento, y en los productos de la Misión fue del 0,7", menciona la concejala destacando la diferencia entre los precios que manejan los supermercados con los que mantiene este proyecto. "Las grandes cadenas de supermercados agregaron un porcentaje de rentabilidad mayor que provoca el aumento de precios, y nosotros pudimos mantener en menos de uno por ciento a la inflación", explica.
Mercado Popular
Esta iniciativa, que pertenece a la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, tiene su espacio físico en el Centro Cultural La Toma, ubicado en Tucumán 1349. Fue el paso posterior a la instalación de los camiones de la Economía Popular del Movimiento Evita que ofrecen pescados y pastas en distintos puntos de la ciudad. Cuando el proyecto creció, como así también creció la demanda de la sociedad en la búsqueda de mejores precios, el Mercado Popular logró instalarse en La Toma. La idea del proyecto es que en este espacio pueda crecer la oferta a la sociedad de productos sin intermediaciones. Otra vez: del productor al consumidor sin manipulación de precios.
El Mercado Popular ofrece verduras, frutas, productos de panadería, opciones dietéticas, veganas y vegetarianas, pastas, cervezas y vinos artesanales, legumbres, productos de limpieza, entre otras opciones que van sumándose al paso del tiempo. "El productor trae la mercadería y es dueño de ella hasta el momento en que la vende. No hay intermediación, el precio lo pone el productor y el Mercado retiene un diez por ciento para el mantenimiento del lugar, el pago de la cajera y la limpieza", explica Celcio Moliné, referente del Mercado Popular. Lo valioso de este proyecto se percibe en la producción independiente y autogestiva que incluso en algunos casos se lleva a cabo en el mismo Centro Cultural La Toma. Allí, distintas organizaciones de la ciudad tienen su espacio para elaborar aquello que luego venderán al consumidor buscando esquivar los condicionamientos de las grandes cadenas de comercialización.
El proyecto se puso en funcionamiento en julio de 2015, y el balance que ofrece Moliné es positivo. "Entra gente todo el tiempo, hubo buena recepción", dice. Y así se ve: las góndolas se van vaciando y llenando en un ciclo acorde al movimiento de los clientes.
De cara al nuevo panorama económico a nivel nacional, Moliné comprende que se configura una situación que favorece al Mercado Popular pero que eso no significa el bienestar de la sociedad. Lo que, desde el punto de vista político, no es considerado algo positivo. "El cambio de gobierno aumentó las ventas, siempre supimos que a peores medidas económicas de los gobiernos, más la inflación y el ajuste, al Mercado le va a ir mejor. Pero no es algo bueno", explica.
En la misma sintonía que el proyecto de Ciudad Futura, la CTEP busca afrontar el desafío de llegar a los sectores populares. El Mercado Popular tiene espacio físico en el centro de la ciudad, por lo cual quienes se acercan a comprar son ciudadanos de una clase media mejor acomodada, pero los camiones se desplazan por el resto de la ciudad y así se percibe una demanda real. En los sectores populares la demanda de mejores precios no es cíclica, no responde a determinados momentos en los que crece la inflación. Sino que se trata de una problemática instalada, que va de la mano con la precarización laboral, los salarios bajos y la falta de empleos dignos que históricamente afectó a esta población. Y la CTEP, que se conforma también con carreros, cuidacoches y demás trabajos informales, conoce de la necesidad de afrontar este desafío.
"Está en nuestra cabeza hacer mercados en otras zonas de Rosario para poder abarcar otros lugares, porque nuestro objetivo es ganarle a los grandes comercializadores. Para ganar esa batalla la tenemos que hacer lo más masiva posible", analiza Moliné. Pero está necesidad no surge solo por la búsqueda de alivianar los gastos del consumidor, sino también con la meta fundamental de lograr espacios de comercialización para los productores que buscan vivir de estos trabajos. En ese sentido, Moliné apunta la crítica a los gobiernos municipal y provincial: "No están orientados a generar ferias, tampoco hay decisión de fomentar la comercialización directa".
Cooperativa de Mercado Solidario
Esta iniciativa, que ya data de largos años, forma parte de la Red de Comercio Justo del Litoral junto a otras organizaciones que andan por los mismos caminos. Hablan de "economía de la emancipación", como perspectiva de trabajo en donde no sólo se trata de crear herramientas de subsistencia o salvataje en momentos de crisis o de inflación. La economía de la emancipación comprende la construcción de un proyecto de vida, en donde el trabajo se posiciona desde la autogestión por fuera de los mecanismos tradicionales. "Somos una faceta de la búsqueda emancipatoria de la economía capitalista, somos una economía anticapitalista y evitamos todo tipo de especulación en base eso", dice David Gabay, presidente de la Cooperativa de Mercado Solidario.
La Red de Comercio Justo del Litoral está compuesta por experiencias de distintas localidades de la provincia y la región. La relación entre estas organizaciones se refleja en los dos locales que tiene en rosario la Cooperativa de Mercado Solidario, uno en 9 de Julio 659 y el otro en Santiago 898. En sus góndolas, hay productos no solo elaborados por ellos, sino también por todas las organizaciones que comprenden esta red.
La Cooperativa también forma parte del Taller de las Tres Ecologías, otra experiencia de economía emancipatoria de Rosario, que reúne a la Red de Comercio Justo del Litoral junto a la Cooperativa Encuentro y emprendedores de programas municipales de Economía Social que comenzaron a trabajar de forma autónoma. "Los productores tienen la posibilidad de vender en los locales directamente al público, y esto lleva a querer realmente buscar una transformación en la economía", considera Gabay.
Por eso, prefiere situar la relación entre productores como un vínculo político además de económico. "Toda relación que generamos en este espacio tiene construcción social y política. Es un vínculo que va más allá de la posibilidad de la venta. Buscamos que cada uno pueda vivir de sus producciones, pero también tejer el aspecto político para seguir agrandando este tipo de redes", explica el referente de la Cooperativa. También se busca interpelar al consumidor. "Acá se sabe quién es el productor, quién compra, quién elabora, en qué tiempos, y son productos de calidad", dice Gabay.
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