Jueves, 16 de noviembre de 2006 | Hoy
Un cronista de este diario recorrió distintas zonas después de la tormenta. La imagen de devastación fue elocuente.
Una rápida recorrida por el centro rosarino luego del meteoro acercaba bastante la mirada del curioso hacia un escenario de guerra: frentes completos de edificios con sus vidrios destrozados, como los ubicados sobre peatonal Córdoba a la altura del 1100, como el edificio Perret, o al 1000 como el de la clásica galería Cassini.
En verdad ayer los rosarinos no dejaban de bajar su mirada, escudriñando las alturas atentos a la posible caída de los cientos de vidrios de los ventanales rotos, cuyas astillas se desplomaban por efecto del viento, o bien deteniéndose en masa frente al Auditorio Fundación Astengo: allí un histórico pararrayos había cedido a la potencia del vendaval y declinado su punta en dirección al piso, tan solo detenido por viejos alambres. La mirada podía deslizarse con tranquilidad a los edificios vecinos, que brindaban similar espectáculo de destrucción.
La recorrida de Rosario/12 se extendió luego por calle Córdoba hasta la Plaza 25 de Mayo, tapizada por una alfombra de hojas verdes. Luego bajando por calle Buenos Aires, el escenario no era alentador: en dirección al Monumento a la Bandera, la avenida Belgrano estaba anegada. Las ramas y hojas desprendidas del arbolado público terminaron taponando las alcantarillas y provocaron anegamientos en toda esa zona. Sobre el Parque Nacional a la Bandera, algunas carpas que no habían sido retiradas con rapidez, también sufrieron los efectos del viento.
Hacia el norte, por la avenida de la Costa, también sufrió anegamientos frente al Macro (ex Silos Davis). La vía pública también padeció efectos devastadores, pero el caos más llamativo fue el de un enorme cartel enclavado en la esquina de Avellaneda y Alberdi, en la terraza de un vieja casona, que terminó en el piso, con la fortuna de no haber lesionado a ningún transeúnte.
De regreso al centro, se pudo observar el bar de Cafferatta y Santa Fe, que no tuvo suerte: todos los cristales que miraban al norte terminaron hechos astillas en el piso.
Por calle Córdoba, dos edificios corrieron igual suerte: a la altura del 2900, el frente de la cochería Caramuto terminó con la totalidad de sus ventanales destrozados, al igual que el Hotel Ariston.
Entre los resultados del fenómeno climático se cuentan un camión volcado en la autopista Córdoba, y los cristales del emblemático edificio de los Tribunales provinciales rotos en su totalidad por calle Moreno y en más de la mitad sobre avenida Pellegrini.
Por la noche y "con motivo de las secuelas del reciente fenómeno meteorológico registrado y debido a la disminución de las condiciones de seguridad (tales como cortes de energía eléctrica, ruptura de persianas y vidrios, calles anegadas), la Jefatura de Policía de la Provincia ha dispuesto el refuerzo de patrullajes, durante horas de la noche, con doce automotores, con tripulación completa, proveniente ellos: cinco de la ciudad de Santa Fe, tres de San Lorenzo, dos de Melincué y dos de Cañada de Gómez. Asimismo, varias unidades de Gendarmería Nacional se encuentran afectadas a la misma tarea".
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