El panorama ayer por la tarde en el interior del Batallón 121 se repetía en cada uno de sus sectores. Varias familias haciendo largas colas, esperando ser llamadas para ubicarse en los pabellones dispuestos para alojarlos; mientras los representantes de Promoción Social, de la Guardia Urbana Municipal y los médicos del Sies caminaban por el predio con las planillas en la mano, tratando de organizar el destino de las personas que debieron ser evacuadas de sus hogares, en su gran mayoría del barrio Nuevo Alberdi. Una vez que ingresaban en los pabellones, a las familias les entregaban colchones, frazadas y ropas; para empezar a mitigar los efectos de la inundación. Sin saber cuándo regresarían a sus hogares, las madres con sus hijos a cuestas se acomodaban en los colchones, esperando que la lluvia les diera un respiro para así poder reencontrarse con sus familiares, que se quedaron custodiando sus hogares, que en algunos casos, según comentaba Marcos Escajadillo, director de Defensa Civil, tenían en su interior "hasta 70 centímetros de agua".

Las familias evacuadas eran trasladadas dentro del Batallón en un interno de la línea 153. Con paciencia, las mujeres trataban de retener a su lado a sus hijos, una tarea que les resultaba difícil, ya que por todos lados los niños eran los protagonistas exclusivos de los juegos y las corridas.

Mirta, con un chico en los brazos, dijo a Rosario/12 que buena parte de su familia "mi papá, mi cuñado y mi tío se quedaron allá" cuidando la casa, que "tenía medio metro de agua adentro".

Una vez en el interior del gimnasio, los evacuados recibían los colchones, las frazadas y la muda de ropa. Solitaria, en un costado, colgaba una vieja bolsa de boxeo, que los chicos golpeaban entre gritos y risas. Por su parte, en la cocina del batallón, varias personas colaboraban en la entrega de agua caliente, y en la preparación de los guisos que los evacuados iban a tener como cena.

Según Graciela Ibarra, que coordinaba las tareas de entrega a los damnificados, "el trabajo que realizamos acá es el de traer a la gente que tiene sus casas inundadas. Nuestra función es anotar, tomar registros de las familias que vienen y cuántas personas pertenecen al grupo familiar". Ibarra agregó que luego "les preguntamos las edades, los talles; y entonces se les entrega ropa, toda la muda completa, remeras, medias, zapatillas, buzos, pantalones, ropa interior, toallones, papel higiénico, pañales y mamaderas para los bebés, y los colchones".

En tanto, las autoridades de la Secretaría de Salud Pública se trasladaron hasta el Batallón 121 para coordinar las tareas con el resto de las reparticiones municipales afectadas al operativo. Dos móviles del Sies trabajaron coordinadamente con los puestos sanitarios que se instalaron para asistir a los evacuados.

Además, fueron afectados al operativo, pediatras, enfermeros, voluntarios, paramédicos y personal de logística del Sies. También se dispuso la provisión de medicamentos, para poder garantizar la cobertura durante las 24 horas. Diego Ambrosin, uno de los médicos afectados al operativo en el 121 dijo hasta el momento la situación sanitaria está controlada".