Sábado, 21 de julio de 2007 | Hoy
CIUDAD › CONMOVEDORA DESPEDIDA DE LOS ROSARINOS A ROBERTO FONTANARROSA
Centenares de personas participaron ayer del sepelio del humorista y escritor de la ciudad en una jornada marcada por la emoción, la tristeza y el afecto popular. En estas páginas, la Mesa de los Galanes, el dibujante Crist, hinchas de Central y su editor recuerdan al amigo querido.
Por Claudio Socolsky
Familiares, amigos y vecinos le tributaron ayer a Roberto Fontanarrosa su último y emotivo adiós. Mezclados entre personajes de la cultura, el deporte y la política, cientos de rosarinos anónimos despidieron los restos del genial humorista, y acompañaron el cortejo fúnebre hasta el cementerio Parque de la Eternidad, en Granadero Baigorria, previa parada en el Gigante de Arroyito, donde un numeroso grupo de simpatizantes de Central lo esperaba para rendirle un homenaje, que incluyó la entrega a sus familiares de un pan de césped que sacaron del estadio. Con un importante despliegue mediático, una importante cantidad de personas, que no podían ocultar su dolor, rodearon el sector donde finalmente descansarán los restos de uno de los personajes más queridos e ilustres de la ciudad. Minutos antes de ingresar al cementerio, y mientras los hinchas cantaban "Negro, querido, Central está contigo", el intendente Miguel Lifschitz reconoció que "en la noche del jueves lloré; y hacía muchos años que no lloraba -desde que murió mi padre- porque se fue quizás el rosarino más grande de las últimas décadas".
Habían pasado cuatro minutos de las 11, cuando el cortejo salió de la cochería Bassi, donde miles de personas fueron a despedir a Fontanarrosa, con largos, sentidos e interminables aplausos. Los cánticos improvisados -"Olé, olé, olé, Negro, Negro" y el "fuerza Negro!"- dominaron la escena de la partida del cortejo, que ya en la intersección de Salta y Ricchieri tuvo que parar debido a la enorme cantidad de gente, que con sus banderas y aplausos le tributaban al humorista el último adiós.
En Ricchieri y Jujuy, varios jovenes sostenían una gran bandera que rezaba "Pichincha no tiene frío", un presagio de lo que ocurriría más adelante por Avellaneda, frente a la cancha de Central, donde los fanáticos canayas recibieron el cortejo cantando la marcha centralista a capella.
"Te queremos, Negro, te queremos"; "el Negro no se va" y "el Negro es de Central", cantaban los hinchas que volvieron a desplegar esa gran bandera con el rostro de Fontanarrosa, una imagen que recorrió el país a través de los medios nacionales, que llegaron hasta Rosario para presenciar la despedida del canaya más reconocido de la ciudad.
A un costado, y acompañado por el concejal socialista Horacio Ghirardi, el intendente Miguel Lifschitz expresó que el dibujante logró "lo más difícil, que es el estar en el corazón de su gente, de los rosarinos, de todos los colores; y de todos los argentinos, que a esta hora lo están llorando en todos los rincones del país".
Lifschitz manifestó además que a Fontanarrosa lo recordaba "especialmente las últimas veces que estuve con él, no hace mucho, y estando ya con la enfermedad bastante avanzada, pero siempre con esa lucidez e inteligencia; con esa capacidad maravillosa de sacar de cualquier hecho cotidiano, del más ordinario y común, sacar una humorada, un chiste, una ironía, una agudeza. Lo recuerdo como un tipo extraordinario y de un gran corazón".
En el cementerio en Granadero Baigoria, y debajo de una carpa verde, su hijo Franco, su ex mujer Tina, y su última compañera, Gabriela, acompañados por el círculo íntimo del notable creador de Inodoro Pereyra y Boogie, el aceitoso; junto a reporteros y camarógrafos, estuvieron por espacio de media hora brindando, en silencio y con sumo respeto, el último saludo al hombre que trascendió los límites de su querida Rosario; cuestión que quedó patentizada en las muestras de afecto y reconocimiento que cosechó en todo el país y en el mundo.
Quebrados por el dolor, sus entrañables compañeros de la mítica Mesa de los Galanes (ver aparte) rodeaban el sitio donde Fontanarrosa fue sepultado. También pudo observarse la presencia de Daniel Rabinovich, de Les Luthiers, los actores Jean Pierre Noher, Coco Silly, Roly Serrano y Daniel Araoz, protagonistas de la obra Aryentains, que los actores decidieron ofrecer anoche en Buenos Aires; ya que, según las palabras del cordobés Araoz, "hay que hacerla, porque la mejor manera de recordar al Negro es trabajando".
A las 12.22, los aplausos sostenidos, acompañados por el agradecimiento de una persona que gritó "gracias Negro, por hacer grande a Rosario y a Central", le imprimieron emotividad a la despedida. Desde el diputado nacional por el Frente para la Victoria, Agustín Rossi, pasando por Aldo Pedro Poy, el dibujante Guillermo O' Keefe, los editores Daniel Divinski y José "Perico" Pérez, el músico Coki de Bernardis, los dibujantes Caloi y Crist, el Tula; las personas que se acercaron hasta el cementerio privado de Granadero Baigorrria comenzaron a retirarse lentamente, conmovidos y tristes, por la despedida de un grande del humor.
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