El trabajo de la geógrafa Marta Roman Rivas reivindica de manera recurrente a las amas de casa. "Me parece un colectivo muy vapuleado y muy menospreciado incluso por las propias mujeres que nos queremos distanciar de ellas, como si fuéramos más", explicó sobre su enfoque. Ella recuerda que en España son consideradas "las inactivas, se les llama las marujas, son catalogadas de ignorantes". En ese sentido, recuperó el trabajo de la socióloga Maria Angeles Durán, que consiste en valorar el trabajo no remunerado, "mayoritariamente en manos de las mujeres".

Pero simultáneamente, en su país se produce el acceso masivo de las mujeres en el mercado laboral, lo que las obliga a convertirse en mujeres orquesta, para mantener la doble esfuera. "La ciudad no está preparada, ya que está planificada para trabajadores hombres, sin carga doméstica, con tiempos muy claros, que pueden segmentar los tiempos y los espacios", describió.

Esas dificultades que se multiplican para las mujeres en la ciudad, las llevan a vivir con culpa. "El malestar que se produjo cuando empecé llevaba mucha culpa. Creo que a las mujeres nos han dicho cómo es el mundo, nos lo han contado, pero ocurre que en la realidad no es como lo vemos. Entonces, estamos siempre negando nuestra percepción. Entender que el mundo no está hecho como yo lo necesito, y no dudar de nosotras mismas es una tarea importante", consideró Durán Rivas.

Por eso, con gran simpatía, afirmó que se siente satisfecha si después de sus intervenciones consigue que "una sola mujer se acueste por la noche y en lugar de pensar qué mal se organizó, qué mal lo hizo, diga qué mal está hecho esto, o qué heroína es porque consiguió salvar tantos obstáculos". Para la investigadora, que dedica su vida a estudiar cómo construir ciudades más accesibles para las mujeres, se trata de un compromiso vital. "Si consigo eso con una sola me conformo, me vale todo lo que he trabajado", afirmó.