El concepto de sublimación es sin duda el nombre de un nexo y una imposibilidad. Es una palabra extendida desde el borde de la metapsicología hasta un grupo de problemas, tan enormes como heterogéneos, que a veces se aproxima a lo que llamamos estética. Sin embargo, para que este concepto exponga (además de los rastros del tratamiento que le han dado Freud y Lacan) lo que tiene enquistado, su potencia conceptual, su espectro de influencia y sus insuficiencias, es necesario también indagar la red virtual de nociones que silenciosamente necesita para constituirse.

Existe, con respecto a la sublimación, un repertorio conocido, recurrentemente citado y que se establece de manera explícita en Freud y en Lacan. En Freud, la relación y la diferencia con la idealización; el papel desexualizante de la pulsión de muerte; la raíz insoslayablemente pulsional en los problemas del arte; la compleja ambigüedad que instaura entre lo bello (la tradición griega en Freud) y lo ominoso (las consecuencias de haber puesto en contacto la tradición griega con lo pulsional); la doble "inscripción" de lo sexual: repugnancia y poesía.

En Lacan, la línea que conduce el problema hacia la creación ex nihilo; el supuesto destructivo de la creación (transcripción sadiana de la pulsión de muerte); las repercusiones de la diferencia (y de la oscuridad que ha caído sobre ella) entre lo bello y el deseo; el aparente carácter supletorio de las operaciones de creación; el límite difuso entre creación artística y acción simbólica y compensación imaginaria; el espectro mercantil y social al que por momentos parece reducirse a la sublimación.

No obstante, es en lo que aún no ha sido indagado y que se conserva como nervadura interna del concepto, donde se halla lo que puede constituir conceptualmente el lazo y la exclusión entre psicoanálisis y arte. No sólo es menester ahondar las distinciones (o revisar articulaciones) entre idealización y sublimación o entre el deseo y lo bello, indicadas, como dijimos, por Freud y Lacan, sino que además es indispensable volver y discutir las vías de facilitación teórica dominadas por el esquema de la represión, que han hecho que muchos de los problemas específicos presentados por la sublimación y el arte sean encaminados, resbalando sin freno, hacia argumentos dominados en este dispositivo, que es el de las formaciones del inconsciente. Esto ha involucrado que la intervención del psicoanálisis sobre el problema haya quedado capturada por el mismo mecanismo de la represión soslayando las consecuencias determinantes de la diferencia entre sublimación y represión.